…de un foro donde se debate porqué la natalidad en España es tan baja:
«Esta es la causa del invierno demografico. La hipergamia de las mujeres.
En Ucrania/Rusia/Bielorrusia una chica de 20 años preciosa no se va con un alfa, se va con el vecino que se compromete a cuidarla, matrimonio mediante
Aquí una tía de 20 años aspira a lo máximo, sin vincularse para poder zorrear. Y solo cuando tiene las tetas caídas y los ovarios resecos busca a un pringado que le pague las facturas.
Esa es la causa del invierno demografico, y que se dejen de las gilipolleces progres de que la causa es «el estado no nos da sanidad, educacion, subvencion, una casa , un chalet y un viaje al Caribe » gratis»
«Qué no, que no es eso. Que de mi grupo de amigos todos estamos bien por encima de esa cifra y más de la mitad no tenemos pareja aunque queramos.
Nunca ha sido desde un punto de vista material más facil tener hijos. Las necesidades más básicas, salud, educación, de un hijo las cubre el estado. Los abuelos tienen tiempo libre y capital para hechar una mano. Con un sueldo de 1.000 euros al mes se puede criar dos hijos perfectamente, sin lujos y mirando el dinero, pero se puede. Nuestros abuelos tenían 4 hijos de media con mucho menos. Hace 150 años no había ni agua corriente y se tenían hijos.
El problema no está en la riqueza material. Está en la subversión cultural que por desgracia me ha tocado vivir.»
Los españoles no tenemos niños. No se habla demasiado del tema, aunque en los últimos años ha ganado algo de actualidad, sobre todo por el debate acerca de la sostenibilidad del sistema de pensiones. Y sí, está claro que si no hay un reemplazo, en el mercado laboral, a los actuales trabajadores, será mucho más complicado financiar las prestaciones de jubilación.
Pero que no haya niño es importante no sólo porque no vayamos a tener quién nos pague la pensión. El cambio que estamos viviendo en los últimos 30-35 años tiene unas enormes implicaciones sociales, económicas o políticas. Pocas veces (si es que se ha producido antes) hemos asistido a una modificación de tal magnitud y tan rápida en una sociedad. No estamos solos, eso es cierto: otros países como Italia, Grecia o Portugal nos acompañan. Eso sí, no pensemos que también aquí la crisis ha sido la culpable: en 2005 o 2007, las cifras no eran muy diferentes. Y ni la recesión impactó de forma especialmente negativa en este tema ni la recuperación económica ha servido para cambiar de tendencia.
Algunos datos son escalofriantes: según publicaba hace unos días Eurostat, en 2016, las madres nacidas en España dieron a luz a 312.898 niños. Simplemente para que nos hagamos una idea de lo que eso significa: en 1939, con 25,5 millones de habitantes (20 millones menos que ahora), en el año final de una Guerra Civil (con lo que un conflicto de este tipo implica desde un punto de vista demográfico, sobre todo por su impacto entre los hombres jóvenes) que supuso cientos de miles de fallecidos, una ruina económica y el exilio para muchos otros miles… pues bien, en aquellas circunstancias, nacieron en nuestro país 419.800 niños: 107.000 más que en la actualidad (de madres nacidas en España).
Las cifras
En esta tabla, con cifras del INE, podemos ver el número de nacimientos en España en las últimas ocho décadas. Como vemos, tras la Guerra Civil, que implicó un desplome en esta estadística (de más de 635.000 nacimientos en 1934 se pasó a menos de 420.000 en 1939), la natalidad se recuperó rápidamente en España. En 1945 ya estábamos de nuevo por encima de los 600.000 nacimientos y por encima de esa barrera continuamos hasta 1979: ese fue el último año, hasta el momento, en el que se superó esa cifra. A partir de ahí, vivimos un descenso casi continuo durante dos décadas, que vivió su punto más bajo en 1996, cuando se registraron apenas 362.626 nacimientos.
Luego, comenzó una pequeña recuperación, especialmente con el nuevo siglo y en 2008 España volvió a superar el medio millón de nacimientos. Eso sí, fue la primera y última vez desde 1982 en que esto ocurría. Un espejismo. En aquel año se desató la crisis y muchos inmigrantes salieron de España, para volver a sus países de origen o buscando otros destinos más atractivos desde el punto de vista económico.
Y las cifras de nacimientos volvieron a hundirse. Desde 2008 a 2016, hemos vivido ocho años de descensos (con un mínimo repunte en 2014, de apenas 1.800 niños más que en 2013) que nos ha llevado de los 519.779 nacimientos de aquel año a los 410.583 de 2016: ¡casi 110.000 menos en ocho años!No hay una cifra cerrada para 2017, pero viendo los datos parciales, todo apunta a que también habrá habido un descenso en el pasado ejercicio.
Pero cuidado, incluso esa cifra de 410.000 nacimientos es algo engañosa. Porque cuando hablamos de niños nacidos en España o de tendencias demográficas, tendemos a imaginar a una pareja española y a pensar en si los jóvenes españoles tienen más o menos hijos. Esta es una imagen que cada vez es menos precisa. Porque el porcentaje de niños que nacen de madres no nacidas en España es cada vez más elevado. Por eso, como apuntábamos antes, el estallido de la crisis tuvo un impacto tan importante en los nacimientos: no es sólo que las españolas tuvieran menos hijos (que también), es que, sobre todo, muchas madres potenciales nos dejaron.
De esta manera, en la tabla 2 vemos las cifras de Eurostat para 2016 de hijos nacidos de madres nacidas en España y de madres nacidas en el extranjero (por cierto, hay una pequeña diferencia en la suma total con las cifras del INE, que probablemente se ajustará con las cifras definitivas). Pues bien, como podemos ver, el 23% de los nacimientos se debe a madres nacidas en el extranjero. Esto tiene una lectura positiva: la inmigración está ayudando a que el invierno demográfico no sea tan duro. Pero también podemos leerlo de otra manera: si sólo contamos a las madres españolas, hablamos de poco más de 300.000 nacimientos al año. Y no es la crisis: en 2010, en mitad de la recesión, las españolas tuvieron más de 370.000 hijos (casi 60.000 más que en 2016). En nuestro país, como en la mayoría de la UE, los últimos años han visto un desplome de la natalidad; una tendencia que se ha mantenido tras la recuperación económica.
En las décadas de 1940-50-60-70 no hay (al menos, nosotros no lo hemos encontrado) una estadística detallada que permita dividir entre madres nacidas en España y en el extranjero. Pero parece razonable suponer que en aquellos años había muy pocos hijos de madres no españolas. Así, si asumimos que todos los nacimientos de 1939 eran de madres españolas (algún hijo de madre extranjera habría, pero se podrían contar casi con los dedos de una mano), lo que tenemos es que en 2016 las españolas dieron a luz a más de 100.000 niños menos que en el peor año de la Guerra Civil.
En el libro Estadísticas Históricas de España siglos XIX y XX, de la Fundación BBVA (se puede descargar aquí el PDF de forma gratuita), se recogen datos desde 1858: pues bien, en aquel año, con apenas 15 millones de habitantes, nacían en nuestro país 546.000 niños. De hecho, a partir de 1861, cuando nacen 611.000 niños, apenas hay ningún año hasta 1980 en que se baje de esa barrera de los 600.000 (sólo durante la Guerra Civil y algún año suelto en el siglo XIX y en la postguerra). Alejandro Macarrón, experto en demografía y autor del libroEl suicidio demográfico en Occidente y medio mundo, cree que, salvo sorpresa en los últimos meses del año, cuando conozcamos la estadística completa de 2017 veremos que hemos superado (por abajo) otro hito histórico: «El pasado año habrán sido menos de 300.000 los nacimientos de madres nacidas en España, por los datos preliminares publicados (a falta de los definitivos). Una cifra tan baja no se daba, muy probablemente, desde el siglo XVII, en una España con siete millones de habitantes».
Por qué
A partir de aquí se abre el terreno para el debate. Por un lado, es evidente que todas las sociedades ricas han sufrido una caída en la natalidad. Tiene un sentido lógico y podría decirse que positivo: por ejemplo, ya no hace falta tener 4-5 hijos para asegurarse de que al menos 2 o 3 sobreviven y pueden ayudar a los padres cuando estos envejezcan. En este sentido, los avances médicos han tenido un impacto espectacular en las cifras de mortalidad infantil. Está claro, además, que la incorporación de la mujer al mercado laboral también ha influido en esta tendencia.
Pero hay algo más. Muchas veces se apela a cuestiones económicas o políticas: desde la crisis a la falta de ayudas públicas a las parejas jóvenes. Y sí, estas causas pueden ser relevantes, pero no parecen explicar demasiado. Para empezar porque en todos los países de Europa vemos una tendencia similar. Es cierto que en España es más grave, pero ahora mismo no hay ni un solo país en la UE que alcance la tasa de fertilidad de 2,1 hijos por mujer que se considera necesaria para que haya un reemplazo natural de población. Es cierto que en algunos países del norte de Europa se vivió un repunte de la natalidad en los años 90-2000. Pero el espejismo también aquí se ha evaporado: desde 2008-2010, prácticamente todos los países del Viejo Continente están viendo desplomarse sus tasas de natalidad. Y en los pocos en los que el descenso es menos pronunciado, cuando uno analiza las cifras, casi siempre se encuentra con que son las inmigrantes las que sostienen la estadística. Vamos, que las europeas no quieren tener hijos: tampoco en los países más ricos, con más ayudas, menos golpeados por la crisis o con una cifra de paro femenino más baja.
Dicho esto, como apuntamos, la situación en España es todavía más grave. Estamos a la cola en fertilidad, con 1,33 hijos por mujer (junto a Chipre, Italia, Grecia, Portugal y Polonia, únicos países por debajo de 1,4 hijos por mujer). Eurostat apunta a 1,3 como el límite no ya de reemplazo (que ya hemos visto que es de 2,1 hijos) sino aceptable para una sociedad (lo denomina como lowest-low fertility, una expresión difícil de traducir que podría significar algo así como el mínimo de fertilidad aceptable o un nivel bajo entre los bajos). Pues estamos al límite. Y la edad media a la que las españolas tienen su primer hijo es de 31,9 años, la más alta de Europa junto a la de Italia.
En el siguiente gráfico, puede verse como estamos en el peor de los mundos posibles. En el eje vertical, se distribuyen los países según su tasa de fertilidad (los que están debajo de la línea azul es que tienen un nivel inferior a la media europea). En el eje horizontal, según la edad de la madre cuando nace su primer hijo: a la derecha de la línea significa madres con más edad. España está en el por lugar, abajo (dato muy bajo en fertilidad) y a la derecha (madres muy mayores).
… sobre las salidas de carreras sin salida laboral:
««Los estudios universitarios están financiados por el estado.»
Si ¿y?
«Trabajar de camarera es una posibilidad, pero para ello no hace falta gastarse 20k euros en formacion, y tampoco garantiza un incremento en GDP ni te hace pagar mas impuestos.»
Si ¿y?
«Que alguien preparado no pueda ejercer ganando 2000 euros y tenga que pasar a ganar 650 no es solo un problema para esa persona sino para todos. Menos salario, menos impuestos, menos servicios, menos bienestar. «
Si una persona que ha estudiado, no puede ganar 2.000€ y solo puede acceder a 650€ significa una cosa: su profesión esta MASIFICADA y NO TIENE SALIDA, y ahí el Estado no tiene absolutamente ninguna culpa.
Si hay 100 ingenieros pero solo 50 ofertas de empleo para ingenieros ¿Qué crees que ocurrirá? Matemáticas de primaria.
Tiene narices tener que explicar cosas tan evidentes y sencillas.»
«Si todo el mundo fuese ingeniero se nos rifarían en EEUU, Qatar o Alemania como pasa con Indios y Chinos. Bueno en Alemania ya se nos rifan actualmente. Esto sin hablar de la transformación que tendría nuestro país y su consecuente industrialización volviendo a «la champions league» abandonando el modelo actual de turismo y siesta.
Es la diferencia de base. Si estudias para trabajador social y te vas a Alemania lo más seguro es que tengas que trabajar de camarero porque tu título es papel mojado, ni que seas doctor en ello. Si has cursado medicina, en Alemania vas a tener trabajo, en Suecia o en Japón. Lo mismo con otro buen puñado de carreras.
España está plagada de carreras engañabobos con la simple finalidad de que cualquiera las pueda aprobar y la universidad se lleve su dinerito. Estoy de acuerdo en que las universidades tienen parte de culpa por su propaganda de «¡estudia esto que tiene muchisima salida y nuestros estudiantes mira como sonrien!» pero no menos culpa tiene el bobo que se lo cree.
Me jode que esto se haga con dinero público para que todo el mundo pueda tener su papelito firmado por el rey. Pasándose la meritocracia por el forro y quitando ayudas para estudiantes de carreras con proyección y futuro.
Pero es lo que tiene cortar por abajo en la universidad.«
Yo no tenía ganas de reir,
tú reías para no llorar;
yo le guiñaba un ojo a mi nariz,
tú consolabas a tu soledad.
Yo sin ninguna escoba que vender,
tú con mil y una noches que olvidar;
a mí no me quería una mujer,
a ti se te moría una ciudad.
Tú habías perdido el último autobús,
a mí me habían hechado de otro bar;
los mismos alfileres de vudú,
el mismo cuento que termina mal.
Pero quiso el cielo
bautizar el suelo
con su gota a gota
y con champú de arena
para tu melena
de muñeca rota
y tu mirada azul
me dijo a cara o cruz
y mi alma de tahur
lo puso a doble o nada.
Y los peces de colores de mis botas
y tus marchitos zapatitos de tacón
locos por naufragar
salieron a bailar
al ritmo de la lluvia sobre las capotas
el rocanrol de los idiotas.
Yo no venía de ningún país,
tú ibas camino de cualquier lugar;
conmigo no contaba el porvenir,
de ti no se acordaba el verbo «amar».
Yo no jugaba para no perder,
tú hacias trampas para no ganar;
yo no rezaba para no creer,
tú no besabas para no soñar.
Y sin equívocos de vodevil
ni alertas rojas en el corazón
el dios de la tormenta quiso abrir
la caja de los truenos y tronó,
porque quiso el cielo
acariciar el suelo
con su gota a gota
y con champú de arena
para tu melena
de muñeca rota.
Qué disparate de
partida de ajedrez
con un partenaire
adicta al jaque mate.
Y tu bolso como un nido de gaviotas
y mi futuro con pan duro en el cajón
locos por naufragar
salieron a bailar
al ritmo de la lluvia sobre las capotas
el rocanrol de los idiotas.
Capeando el temporal
salieron a bailar
como dos locos bajo el chaparrón de notas
del rocanrol de los idiotas.
El rocanrol,
el rocanrol de los idiotas.
Como tu y como yo.
El rocanrol de los idiotas.
Se marcó la calle
con aquel detalle
de dejarnos solos.
El rocanrol de los idiotas.
Y por casualidad
comenzó a tocar
la flauta de Bartolo.
El rocanrol de los idiotas.
Go Johnny go, go, go.
El rocanrol de los idiotas.
All you need is love.
Y bailar
El rocanrol de los idiotas.
A vam ba baluba balam bam bu.
Tutti frutti.
El rocanrol de los idiotas.
Don’t worry.
El rocanrol de los idiotas.
En la 69 punto G
tiene el corazón una oficina
donde don Nadie gana al ajedrez
y los adivinos adivinan
y los aladinos aladinan
y de propina,
imagínate.
Seremos tu cordón umbilical,
tu confesionario, tu pomada.
Ponte los cascos en la oscuridad
si te da la espalda la almohada,
busca la frecuencia modulada
una coartada
para alunizar.
Ven a la 69 punto G
cuando te canses de crecer
y los sueños tarden en venir,
que un Debussy
crepuscular
toca en el dial
la seguidilla de Buñuel,
déjanos jugar
contigo al escondite inglés
en la
69 punto G.
Las epidemias fueron anteayer,
las arrugas son de plastilina.
En la academia del amanecer
da clases de morbo Mesalina
y, en una pecera con espinas,
flotan las ruinas
de los cabarés.
Ven a la 69 punto G
cuando te canses de crecer
y los sueños tarden en venir,
que un B.B. King
sentimental
toca en el dial
la sonatina de Rubén,
déjanos jugar
contigo al escondite inglés
en la
69 punto G.
Toca en el dial
la polonesa de Chopin,
vamos a soplar
la ralla del amanecer
en la
69 punto G
Esto que sigue no es una crónica musical, qué va. Lo que viene es la constatación de una avalancha. El relato de un fenómeno numérica y circunstancialmente avasallador. El testimonio de 11.000 almas que abarrotan una mole horrenda de hormigón para contemplar de cerca a 16 ídolos televisivos dispuestos a aprovechar —por la cuenta que les trae— los 15 minutos de gloria con que se han visto agraciados por los avatares del destino. Alguno (más bien alguna) sobrevivirá a su efímera condición presente de ídolo de barro. Por puro cálculo de probabilidades. Pero mientras dure el espejismo, todos se esfuerzan por mostrar el perfil bueno, por engatusar al público con su aura de chicas y chicos formales, apasionados, conquistadores de sueños y anhelos. Aunque el conjunto global resulte tan verosímil como una candidatura conjunta de Trump y Kim Jong un al Nobel de la Paz.
Superado el espectáculo catódico, ya fuese aquello una operación de talento o telerrealidad (la T sirve para todo), llega para estos buenos mozos el momento de pisar el mundo real y enfrentarse a sus complejas tesituras. Y el primer problema de credibilidad surge cuando el flamante estreno madrileño de esta gira de OT acontece en el Palacio Vistalegre, un espacio pesadillesco y de resonancia atroz. La producción, sencilla pero cuidada, tropieza con la evidencia de que todo suena a hojalata perforada, a cinta de casete, a loro viejo en el Seat 132 de papá. La debacle remitirá en buena parte tras unos primeros 20 minutos espantosos, pero resulta cruel, por ejemplo, divisar una sección de metales en el escenario y no distinguir hasta casi el final una triste nota de las emitidas por saxo y trompeta.
La fiesta comienza con un I’m still standing (Elton John) a 16 voces y seis bailarines, con un griterío jubiloso y atronador en gradas y pista, con la exhibición de pancartas, globos, caras pintadas y demás distintivos con las preferencias de cada cual. Operación Triunfo es un fenómeno que propicia actitudes gregarias: o perteneces la tribu o estás fuera y, en consecuencia, se desatan hostilidades y recelos. Como si de una congregación cuasi religiosa se tratara, los feligreses siguen los cánticos y vigilan del reojo a quien muestra síntomas de no saberse la letra. De esta manera, el apóstata se ve abocado al bisbiseo: mejor disimular, pasar inadvertido, eludir las suspicacias. Practicar el playback.
El problema, para el neófito, es que el grueso de la oferta se hace indistinguible. Las voces resultan prístinas, correctas, empastadas y, en la inmensa mayoría de los casos, dolorosamente anodinas. Son tan irreprochables como carentes de cualquier atisbo de carisma. Y, quizá por todo ello, el repertorio abunda en estribillos agudos, gritones, propicios para la exhibición y el gorgorito (no digamos ya con Agoney y su Eloise). La técnica no al servicio de la emoción, sino de la excusa.
La excusa, que conste, es magnífica: un karaoke multitudinario y feliz. Podemos disfrutarlo, a ser posible en amor y buena compañía. Pero no confundirlo —si no es mucho pedir— con una eclosión artística o un estallido generacional.
Por eso, si prescindimos de la parafernalia y la purpurina, de gargantas inflamadas, efusividades y demás euforias (como la canción), la mochila se nos queda bastante menguada. Puede resultar creíble Aitana en Chandelier y en Issues, esta además muy bien coreografiada. Cepeda se pronuncia contra el bullying en las aulas antes de afrontar un Say you won’t let go con guitarra en ristre, inglés tosco y, al menos, un falsete bonito. Y Manos vacías, canción espléndida de Miguel Bosé, acabó con piquito entre Raoul y Agoney. Y con mensaje: «Esto lo hacemos por el amor. Y por la visibilidad».
Pero la única que merece párrafo aparte, y bien está que así sea, es la ganadora. A Amaia le gritan «Amaia de España» (y de Navarra) antes de abordar Miedo. Y de demostrar que la muchacha es el único acto de verdadera justicia que ha arrojado todo este tinglado. Con matices, con espectro emocional y con personalidad propia, porque su versión del clásico de M-Clan difiere enormemente de la original y la complementa. Luego llegaría su celebrada recreación de Shake it out, que de paso sirve para reivindicar ante el gran público a Florence Welch. Igual que Alfred y Marina avivan con Don’t dream it’s over el recuerdo de los maravillosos Crowded House.
Por supuesto, nadie pretendió anoche establecer competiciones en torno al estilo musical o la excelencia. La tribu triunfita es una hermandad bien avenida, al menos en apariencia; los abrazos y la sonrisa sirven como moneda de cambio y el plató es el espacio natural de la camaradería y el happy together. Con las mismas, nadie parece escoger a su favorito de entre los 16 en función de su voz o filiación estilística: la academia del programa )sin que acertemos a intuir qué demonios significará tal institución docente) ya se encargó de limar aristas y despachar clones. En consecuencia, el favoritismo depende de factores como la fotogenia, la procedencia geográfica, la fotogenia, el grado de vulnerabilidad o arrojo y, a buen seguro, la fotogenia. Todos aguantan muy bien los primerísimos planos de la pantalla gigante. Son jóvenes, guapos, cantan bien, han salido en la tele y, ocasionalmente, se enamoran. Fin de la historia.
Quizá no merezca la pena tomarse muy a pecho esta cosa de Operación Triunfo. O tal vez un poco sí, teniendo en cuenta que la sufragamos con fondos públicos; como Cárdenas o, hasta hace no tanto, Herrera y Bertín. La colectiva Camina, que es una cursilería sonrojante, sirve casi al final para rendir homenaje al niño Gabriel y ondear la bandera arcoíris, quizá la única conquista que merezca la pena de esta historia. Esa, y que Tu canción sea la mejor ídem española en Eurovisión en un número casi infinito de años, lo que tampoco es decir mucho. El resto, después de 37 piezas y 133 minutos, es más bien poquita cosa
Arturo Fernández (Gijón, 1929) no solo es el hombre del «chatín» y del «chatina». No solo es el actor que lleva más de 65 años llenando patios de butacas. No solo es la figura por excelencia del «galán español», lo que, por cierto, no le cansa, pero sí que le preocupa cuando ve que mantener el físico «ya no es tan fácil», reconoce, «por eso mis papeles van girando hacia el hombre que en algún momento lo fue». Arturo Fernández también es ese hombre que, preocupado, se detiene a pensar en qué es todo esto que tenemos alrededor y en ver hacia dónde vamos.
–Ha sido un hombre de piropos toda su vida, ¿cómo ve que ahora se consideren algo ofensivo, culpa de que abrazamos en exceso lo políticamente correcto o de un feminismo desbocado?
–Un poco de todo. Un piropo como manifestación de admiración respetuosa y de buen gusto no creo que pueda molestar. La necesaria y justa causa por la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer tiene poco que ver con la utilización que se quiere y se está haciendo de ella: la mujer es mucho más completa que el hombre y por ello mismo diferente. No me parece positivo convertir a mujeres y hombres en enemigos.
–Ya era hora de alzar la voz por una equiparación de derechos real, ¿no?
–Totalmente de acuerdo. Pero esta igualdad no implica la identidad. Insisto, somos distintos y en la diferencia, la mujer nos supera de largo… Sinceramente, el Día de la Mujer Trabajadora me parece un concepto absolutamente discriminatorio para la mujer, al menos, mientras no haya un Día del Hombre Trabajador. Del mismo modo que pienso que a ninguna mujer le gusta que la incluyan en una lista electoral o en un Consejo de Administración porque hay que cumplir con una cuota. La igualdad de derechos vendrá de la mano de la educación y de normas que impidan la discriminación laboral. Con todo el respeto, la huelga del 8 de marzo estuvo, cuando menos, desubicada, en las calles de Irán o de Arabia Saudí la hubiera entendido plenamente. Creo que hay mucha manipulación del tema en la sociedad en la que vivimos.
–¿Diciendo eso de «era otra época» se justifican los errores del pasado?
–No, pero se contextualizan, se explican las razones o las sinrazones. Lo que no tiene sentido es retroalimentarse con ellos. Sacar tajada política del pasado me parece una forma de involución y un atentado contra la convivencia injustificable. Nos ha costado mucho superar los fallos como para que algunos, ahora, ante su incapacidad de proponer proyectos de futuro ilusionantes, se dediquen a levantar tumbas.
–La historia va y viene, dicen. ¿Hoy vamos hacia adelante o hacia atrás?
–Creo que todo es cíclico. Cuando lo tenemos casi todo viene una involución que solo quiere destruir para que medren los mediocres. Pero España es una nación muy grande que ha superado situaciones muy tremendas y que ha conseguido estar en primera línea en muchas cosas: infraestructuras, grandes empresas, sanidad, solidaridad, gastronomía… Vamos para adelante, mal que le pese a algunos.
–En ese futuro, ¿piensa Arturo Fernández en la jubilación?
–El teatro es mi pasión y lo que me hace feliz… Mientras no me jubile Dios o el público…
–¿Sabe qué pensión le ha quedado después de tanto tiempo encima del escenario?
–Ni idea, no me he jubilado. Y mira que tendría derecho a hacerlo por los años que he cotizado… Desde los 65 podría cobrar en los periodos en los que no estoy subido a las tablas, pero entiendo que mi profesión me permite vivir con dignidad y que «papá Estado», que somos todos, está para administrar los recursos de todos, para darnos igualdad de oportunidades de partida y para atender a los que, verdaderamente, no tienen capacidad para generar los recursos necesarios para subsistir.
–¿Tenemos un problema con este sistema de pensiones?
–Sí. Y de difícil resolución. Cada vez nacen menos niños y nuestra expectativa de vida es mayor y, además, la crisis, recientemente superada, ha descapitalizado la caja… Pero la solución no pasa por prometer lo que no se puede cumplir, que es lo que están haciendo algunos con una irresponsabilidad absoluta e intentando manipular el voto de un colectivo que merece mucho más respeto. Colectivo al que algunos de los que les quieren manejar les quieren negar el derecho al voto: Podemos «dixit» que votaran los de 16 años y no los mayores de 65.
–Buena parte de su público pertenece a este grupo, ¿están siendo utilizados?
–Sí, por los de siempre. Los que, por cierto, no les azuzaron cuando el presidente Zapatero, aun negando la crisis que nos devoraba, las congeló.
–¿Es una prioridad subir las pensiones?
–No hay medida que le gustara más tomar a cualquier gobierno. Tanto porque es un colectivo que merece y necesita mejorar sus condiciones de vida, como porque hacerlo se traduciría en un semillero de votos. Pero también creo que ningún ejecutivo debe gastar más de lo que hay, ni ningún aspirante a La Moncloa debería prometer aquello que sabe que es imposible. Otra cosa es que la seguridad de la caja de pensiones tenga que ser prioridad de cualquier gobierno y que hay montones de gastos que son un despilfarro. Entre otros, seguramente los que vienen de la triplicidad de administraciones públicas.
–Podemos quiere legalizar el «top manta» y el mundo de la cultura calla, ¿quiere tirar la primera piedra?
–¡Encantado! Si no fuera por lo serio que es hablar de algo que puede comprometer el futuro de España, le diría que oír o ver las cosas que dice y hace Podemos me recuerda a mi admirada compañía de teatro La Cubana, solo que estos son geniales, es arte… Y los de Pablo Iglesias son una auténtica lacra social que intenta manipular a emigrantes, mujeres, jubilados, homosexuales… Les da igual, sin pudor, aunque se dediquen a asesorar a los países que más discriminan del mundo. ¿Que la cultura se calla? ¿Cuál? ¿La que así se autodenomina, la que practica el sectarismo, el amiguismo y se ampara en grupitos de poder? No, ésa es la que se autoadjudica el monopolio del derecho a opinar y a llamarse «cultura».
–¿Tiene la cultura ideología?
–No debería. El artista, sí, y es libre de expresarla si lo considera oportuno. Pero tener una u otra ideología no te hace ni peor ni mejor artista.
–¿Cómo hay que ayudar a la cultura?
–Si es con base en subvenciones, mi opinión es conocida: solo creo que deban utilizarse para proyectos de indudable interés general cuyo coste los haga inasequibles a la iniciativa privada. No he pedido ni recibido subvención alguna y le puedo asegurar que mis puestas en escena no han escatimado en gastos. ¡Y se han amortizado! Las subvenciones son muy peligrosas, tienden al pesebrismo. Pero hay muchas maneras de ayudar y mimar a la cultura, entre otras evitando el sectarismo y el amiguismo que impera.
–¿Quién miente más, un político o un actor?
–Un intérprete en escena no miente porque el que le escucha sabe que está actuando. Hay personas mentirosas en todas las profesiones, pero no me parece sano generalizar. Existen muchos políticos honrados y con auténtica vocación de servicio. Los que más gritan son los que más suelen mentir.
–No sé si gritando, pero pegando fuerte vienen los jóvenes, ¿existe la efebocracia?
–No, pero la juventud está sobrevalorada como valor en sí mismo. Una de las características de ella es creerse mejor, más listo y más preparado que sus mayores, pero eso ha sido siempre así. En términos generales, tenemos una juventud mejor preparada, aunque la experiencia es un grado y le confieso que yo volvería a ser joven sin pensarlo dos veces.
–¿Qué tienen que aprender los «millennials» de usted?
–No de mí, sino de mi generación. Deben recoger el valor del esfuerzo, el sentido de la responsabilidad, el valor del mérito, el afán de superación, el respeto a la experiencia y algo muy importante: que nada ni nadie está obligado a atender nuestras necesidades mientras nosotros tengamos capacidad de trabajar.
El punk creció y se desarrolló gracias a la colaboración, consciente o no, de una serie de cabeceras, periodistas y fotógrafos que entre el verano de 1976 y principios del año 78 documentaron con dudosa veracidad pero gran detalle sus inicios. En España, los periodistas de izquierdas preparaban la revolución y la prensa de derechas condenaba a los disidentes. Ni unos ni otros supieron ver la que se les venía encima.
Febrero de 1976, cuatro jovenzuelos dan un concierto con el nombre de The Sex Pistols. El evento podría haber pasado desapercibido si la revista inglesa New Musical Express no se hubiera hecho eco de la actitud provocadora, caótica y agresiva de la banda. A partir de ahí esos adolescentes irreverentes acaparan la atención de la prensa especializada, especialmente de la mano de la artista Caroline Coon y el periodista John Ingman. Es Coon quien consigue el 7 de Agosto que los Pistols aparezcan en la portada de la revista Melody Maker, y ese mismo mes Tony Wilson (que poco después fundaría Factory Records) proporciona a la banda su primera aparición televisiva en el programa So it goes. A partir de ahí los periodistas británicos, tanto de la prensa especializada como de la sensacionalista, se suben al carro y proporcionan el gran escaparate mediático de los titulares a esa nueva moda: el punk.
En una España franquista después de Franco, sin libertad de prensa y que comenzaba tímidamente a abrirse al exterior, el punk provocaría más extrañeza aún que en el resto de países de nuestro entorno. Es el semanal musical Disco Expres quien imprime por primera vez la palabra en nuestro país. La portada del número 393, publicado el 24 de septiembre de 1976, reproduce la misma fotografía que Melody Maker junto a un enorme rótulo de “Punk Rock” y el titular “Invasión de grupos bronca en Inglaterra y USA”. El reportaje interior cita el nombre de muchas bandas que comenzarían a ganar relevancia en los meses siguientes junto con precedentes ya editados en España, como MC5, cuyo discoBack in the USA (1970) había aparecido en ya nuestro país, e Iggy & The Stooges, cuyo Raw Power (1973) se editó en España eliminando el nombre de los Stooges de la portada.
El responsable del artículo (firmado como JOB) es Jesús Ordovás, colaborador también entonces de Onda Dos. Para Ordovás lo más relevante de estos “grupos bronquistas” es su rechazo al rock progresivo y el carácter autodestructivo de las bandas. Un mes después el punk tendría su primera gran cita en España con la llegada de Patti Smith a Badalona, siendo la estadounidense una de las primeras artistas extranjeras en tocar en el estado español tras la muerte de Franco. Smith había llegado a las tiendas de discos de la península poco antes con su LP Horses (1975) y el single Gloria, con el que se mantuvo cierto tiempo en las listas de más vendidos de España. El evento lo organizó Gay Mercader, promotor musical que unos meses antes había hecho historia trayendo a los Rolling Stones a un país todavía dirigido por una dictadura.
A pesar de su éxito comercial, Smith no gustaba demasiado entre los críticos musicales del momento. La revista El Gran Musical titulaba en su portada de noviembre “La meada de Patti Smith”, asegurando que la cantante terminó la actuación orinándose encima y siendo, según el reportaje interior, lo más comentado de la actuación. El periodista que firmaba aquella crónica es Juan de Dios Rodríguez, quien años después se haría un nombre en la radio en las emisoras musicales del grupo PRISA y en Radio Valladolid de la Cadena SER. Disco Expres, por su parte, se mostró mucho más entusiasta, anunciando con antelación la llegada de Patti Smith a España y calificando el concierto de “éxito”. En cualquier caso, prácticamente nadie reconoció a Smith entonces como una artista punk tras su concierto catalán.
¿Cómo se vio el punk desde la aún cerril España de finales de los setenta? Sorpresa: con aires de superioridad. Te lo contamos.
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Quien sí situó a la autora de Horses en dicha corriente fue la revista Star, abanderada de la prensa alternativa y combativa del tardofranquismo. En marzo del 77 publicaba en su número 25 una página sobre Ramones que abría comentando “los honestos críticos que salieron del concierto de Patti Smith en Badalona deplorando el “horrible sonido” […] seguramente se atragantarían con la escucha de los perversos Ramones”. El artículo, que clasifica a Ramones como un grupo de “rock esquelético” cuyas letras son “parodias punk”, va firmado por Diego A. Manrique, amigo y compañero de Ordovás en Onda Dos. En mayo la revista Disco Expres abre su número 426 con una portada de Ramones, y un artículo en el interior firmado por Ordovás. El texto asegura que “a los yanquis ya no les asusta nada, excepto los punks, y los Ramones”. Aunque el debut de los neoyorkinos había salido el año anterior, el grupo permanecerá inédito en España hasta finales de 1977, pero ya podía escucharse en la radio de la mano de estos dos periodistas.
Aunque serían Disco Expres en la prensa musical y Star en la prensa alternativa los principales valedores y emisarios de la cultura punk en los kioscos, la palabra va ganando peso y sonoridad. En junio la revista Triunfo (una de las cabeceras más progresistas de entonces) publicaba una breve reseña de Teenage Depression (1976), primer LP de Eddie & the Hot Rods llamado “¡Y ahora, el Punk-Rock!”. Un mes después, el 8 de julio, Ordovás publica en Disco Express (con el seudónimo de Julia Aguasfuertes) una crítica del primer LP de The Clash, asegurando que es “el tercer 33 que se edita” en España de la Nueva Ola y el punk, junto con el de “Edie & los Porras Calientes” (sic) y el de la banda Television.
En las mismas fechas el diario La Vanguardia cuenta en un breve que el punk es “una especie de «rock» lamentable, desvergonzado, agresivo, desdeñoso y repugnante”. El País publica una Tribuna de Francisco Umbral titulada “Punk-rock” en la que hace un repaso irónico a la actualidad política del momento. Guillermo Cabrera Infante escribe un artículo sobre el punk en el semanal del mismo diario. La revista Diez Minutos dedicaba por su parte unas páginas interiores a los autores de Anarchy in the UK. Cabeceras como ésta o Gente se harían eco con frecuencia de las tendencias estéticas del punk londinense a pesar de la ideología conservadora y rancia de sus equipos de dirección. Mientras tanto, la prensa musical continúa dando cobertura a las bandas, destacando un número especial de la revista Popular 1 sobre el Festival Punk de Mont-de-Marsan del 77.
Punk, fascismo, imperialismo y basura
En agosto la revista musical Vibraciones dedica su portada a los Sex Pistols, cuyo trabajo permanecía inédito en España. La pieza del interior, de cuatro páginas y acompañada de fotografías a todo color, está firmada por Damian G. Puig. García Puig, cuyos pasos pueden rastrearse desde la revista de inclinación anarquista Ajoblanco, fue años después director de Rockdelux. En aquellas lejanas páginas del Vibraciones 35 firmaba “el punk rock es un modelo que no aporta nada nuevo […] con el agravante de que lo único que hace es repetir la historia sin añadirle nada de cosecha propia que resulte positivo para la música”. El artículo además sugería un vínculo entre movimiento punk, la ultraderecha y los intereses imperialistas de las grandes empresas.
No sería el único en verlo de esta manera. En septiembre la Triunfo dedica tres páginas firmadas por Eduardo Haro Ibars sobre “La moda de la basura”. El artículo asegura que “de esto (el punk) no se puede hacer una ideología, ni siquiera un estilo de vida; es por ello que me parece exagerado hablar de movimiento punk”. En una línea similar Ajoblanco publicaría en su número 26 (octubre del 77) “Punk y fascismo: dos caras de la misma moneda”. El autor de esta última pieza firma como Juanjo Fernández (probablemente, el mismo Juanjo Fernández que fundó la revista Star).
En el otro lado del espectro ideológico, los medios conservadores tampoco se sentían cómodos con el asunto. El periodista Manuel Adrio escribiría para ABC “El movimiento punk aterroriza Londres”, un artículo donde acusa a los punks de ser “como todos cuantos combaten la burguesía, unos tremendos burgueses”, no haber leído a Marx y en general ser todo lo inaceptable para la prensa conservadora española. No obstante, este reportaje de ABC, o uno publicado poco antes en el semanal Blanco y Negro, muestran una visceralidad mucho menor contra el punk que el de los periodistas que militaban en las filas de la izquierda.
En respuesta a toda esta literatura en contra del punk, Juan José Abad escribía en el número 30 de la Star “El punk, la bestia negra del rock”, una crítica centrada especialmente en los citados reportajes de Triunfo y Vibraciones. Aunque Abad deja cierto espacio a la crítica (especialmente a la despreocupada adopción de la simbología fascista por parte del movimiento inglés), sus dos páginas insisten en defender la relevancia del punk y su carácter obrero y social. A pesar del rechazo de la izquierda oficial ante un movimiento que no tenían bajo su control, algunos valoraban la naturaleza disruptiva del punk dentro de la misma frecuencia que las radios libres o la prensa alternativa.
A primeros de octubre de 1977 Televisión Española emite, tras el segundo informativo diario, “Punks, o cómo colocarte un imperdible en la nariz”, un reportaje del efímero programa Dossier en el que se recorrían los puntos calientes del Londres punk. Para todos aquellos españoles que habían permanecido ajenos a la polémica durante aquellos meses, el punk llegó en la boca adornada con imperdibles de Jordi Valls (posteriormente conocido por Vagina Dentata Organ) y Paloma Romero, Palmolive, cantante de The Slits (que TVE tradujo como “Las rajitas”). Como contrapeso a las declaraciones de aquellos dos jóvenes punks, el reportaje cuenta también con el escritor Cabrera Infante, cuya visión distante del fenómeno casaba mejor con el tono amarillista y bastante esperpéntico del programa. Francisco Rioboo, director del reportaje, está más interesado en el comportamiento sexual de los punks adolescentes que es las implicaciones sociopolíticas detrás del movimiento.
Providencialmente o no, dos semanas después de la emisión del programa el sello Ariola hace llegar a España God save the Queen, segundo single de los Sex Pistols del que se podía escuchar un breve fragmento en el reportaje. Con una fuerte promoción detrás, la prensa se hace eco de la llegada del EP, como es el caso de El País, que titula un breve repaso a la historia de la banda con “Los Sex Pistols, el rock del proletariado”. Por las mismas fechas aparece en las librerías De qué va el rock macarra (1977), escrito por Diego Manrique, en el que se da cuenta de la cultura musical de la segunda mitad de los setenta. El “rock macarra” sería una de las muchas etiquetas (“rrollo”, “nueva ola”, …) con la que Manrique u Ordovás esquivaron implicarse con el término “punk”, algo que a ellos y muchos otros les resultó ventajoso cuando, a partir de 1979, quisieron distanciarse de aquel movimiento para adscribirse a uno más pujante: la Movida madrileña.
Haciéndose eco del libro de Manrique, colaborador entonces de El Popgrama de TVE, el director del mismo Carlos Tena publicó un artículo en Mundo Obrero, órgano oficial del Partido Comunista de España. Con el titular “Pim, pam… PUNK!”, el presentador pega otro repaso por la izquierda al movimiento afirmando que el punk no resulta provocativo a las élites puesto que no amenaza a las fuentes de su dinero y poder. Tena contrapone el punk a la música de cantautores nacionales y extranjeros, puesto que ellos “han removido y soliviantado más con una sola de sus canciones que todos vosotros (los punks)”. A pesar de las reservas del presentador hacia el contenido político de aquella música, un par de semanas después el Popgrama emite una borrosa actuación de Ramones interpretando Sheena is a punk rocker. No deja de ser irónico que, años después, el programa Caja de ritmos que dirigía Tena fuera cancelado por culpa de la polémica más punk que ha vivido España: la emisión de la canción Me gusta ser una zorra de lasVulpess
En noviembre Vibraciones publica “Revolucionarios sin revolución”, donde ahonda en las críticas al punk. Diego A. Manrique reparte unas cuantas collejas a la agenda izquierdista de The Clash y les acusa de utilizarla como mero reclamo publicitario. El periodista despide el reportaje asegurando que “Clash no quiere destruir algo que les está brindando sus frutos (dinero, fama, seguridad, etc, etc.)”. Para la mayoría de estos periodistas es impensable un movimiento de izquierdas al margen del control de los órganos políticos marxistas (PCE, Liga Comunista Revolucionaria, etc…) por lo que optan por desconfiar de cualquier fenómeno cultural que no provenga de ellos. A pesar de este escepticismo, existe indudablemente un gran interés en hablar del punk. En aquellas fechas Star y su grupo editorial, Producciones Editoriales, lanza PUNK (1977), un fotolibro con la imprescindible obra de Salvador Costa sobre la estética del movimiento londinense, parte de la cual se encuentra en la actualidad custodiada por el Museo Reina Sofía.
El punk es una moda que podemos entender
Todo ese cinismo desaparece en buena medida en diciembre con la llegada de Never Mind the Bollocks (1977), el LP de los Sex Pistols que desataría una carrera en la prensa especializada por competir con un público que comenzaba a dar sus primeros conciertos en España (de la mano de bandas como Ramoncín y WC, La Banda Trapera del Río o Kaka de Luxe). Vibraciones recoge una entrevista a Johnny Rotten, única concedida a un medio español, firmada por Damian G. Puig. Si en agosto a García Puig el punk le había parecido más de lo mismo, en diciembre reconocía que el cantante de los Pistols le convenció. “Fue honesto y sincero”, nos dice, destacando en el titular “Somos como todo el mundo”. En la entrevista Rotten rechaza que la ubiquen junto a Smith (“para Patti Smith la música es un arte”) y aclara que no se lleva demasiado bien con The Clash porque ellos “están metidos en política”. El entrevistador califica el disco de los Pistols como “explosivo y definitivo” y augura un concierto en febrero del 78 en España. La revista incluye además un póster de gran tamaño con la genealogía del punk, desde 1974 hasta el 77.
Popular 1 también le dedica la portada de diciembre a los londinenses, y hace un elogioso repaso a la infame carrera de los Pistols en un recorrido lleno de fotografías de la banda. Del punk dice que “sacan toda la mierda a relucir”, que vuelve a las raíces del rock y asocia al movimiento con la recientemente estrenada La naranja mecánica (1971), algo discutido hasta la saciedad desde entonces. Disco Expres no se queda atrás y en su número 458 adjunta un póster-calendario con una fotografía del cantante de la banda. Titula además en portada “Sex Pistols despide a Sid”, una noticia más bien despistada que da una idea de lo deformada que estaba la información musical de entonces, incluso en un medio que seguía el fenómeno más o menos de cerca.
El punk se había instalado en el lenguaje común de los españoles. Los sellos discográficos se apresuran a traer a España todo el material lejanamente vinculado con el punk, como el Fun House (1970) de The Stooges o una versión censurada del Leave Home (1977) de Ramones. El número 1368 de Diez Minutosadvierte en portada “Los punks ya están en nuestras discotecas”, y en su número del 7 de enero del 78 dedica cuatro páginas interiores a hablar de Cock Sparrer y otras bandas de punk. La revista Interviu dedica dos páginas al primer festival punk, celebrado a primeros de diciembre en Barcelona, al igual que el diario catalán Tele/Exprés o la Guía del Ocio de Barcelona. El periodismo español ha encontrado en el punk esa máquina de conseguir titulares que los ingleses llevaban un año explotando.
Sin embargo, Disco Expres abre 1978 con el titular “La separación de los Sex Pistols”. Una escueta nota interior daba cuenta de los rumores acerca de la disolución del grupo y hablaba del éxito y revuelo que había provocado al otro lado del Atlántico la llegada de los ingleses, recogiendo las palabras del Jefe de policía de Memphis: “Permito que escupan y suelten palabrotas desde el escenario, todo lo que quieran menos masturbarse”. El 5 de febrero el diario ABCcompartía la triste noticia en la sección musical de Mariano Méndez Vigo, crítico musical y compositor de música de tunas. El periodista afirma que su cantante, “un verdadero genio en escena”, ha decidido disolver el grupo.
La prensa española, sorprendida por esta separación justo en el momento el que había logrado cogerle el pulso al punk, comienza a buscar de puertas hacia dentro algo con lo que seguir agitando titulares. El mismo diario ABC hace una lista de recomendaciones para una “Discografía punk”, recomendando el Rock and roll dudua(1978) de Ramoncín junto al Never Mind The Bollocks, Complete Control(1978) de los Clash, Runnin Riot (1977) de Cock Sparrer y los discos de Ramones. La Star publica una serie de artículos sobre música, y especialmente punk, firmados por Juan José Abad. Para Abad, tras la disolución de los Sex Pistols “la notoria sinceridad del punk-rock alcanza su confirmación”.
La televisión también se sube alegremente a la moda del punk. El 21 de febrero Televisión Española emite Noche en… Londres, tercera entrega de su programa Mundo Noche donde muestra la vida nocturna de grandes capitales europeas. Diarios y revistas coinciden en destacar la aparición de punks y pubs del ambiente en las escenas que se van a emitir en dicho programa como principal atractivo del mismo. A finales de junio el Popgrama dedica una serie de especiales al punk, con Carlos Tena recorriendo Londres y haciendo un repaso de lo que los Sex Pistols habían dejado a su paso.
Onda Dos y Disco Expres apadrinaron en mayo la llegada de Iggy Pop a España. Como teloneros se presentaron los catalanes Peligro. El País califica el evento de Madrid, celebrado en el Pabellón Deportivo de Móstoles, de “Frustrado recital de Iggy Pop”. Si José Manuel Costa en El País era destructivo con el show debido a la mala acústica del espacio escogido, el periodista Oriol Llopis hacía en Vibraciones una elogiosa reseña del concierto en Barcelona. A Alberto Mallofre, en La Vanguardia, teloneros y artista principal le parecieron igualmente “decadentes”.
Esa primavera Bruguera edita Punk: la muerte joven (1978), un relato en primera persona del movimiento punk desde Londres escrito por Juan Carlos Kreimer, autor argentino afincado en la capital británica. El texto, vibrante, inmediato y honesto, se convierte en un objeto de culto, cruza el charco y es inspiración para miles de jóvenes punks de todo el mundo hispanohablante. A pesar del tiránico plazo de entrega que Bruguera presenta a Kreimer, el libro sale un poco demasiado tarde, y lleva décadas sin hacerse una nueva tirada en España.
El 12 de julio actúan en el Teatro Alcalá Palace The Strangles, con la banda 999como teloneros (a los que la revista Star describe como “conjunto de ex-oficinistas pasados a la new-wave”). Aunque en la actualidad se pueda discutir la identidad punk de los Strangles, venían de telonear a Ramones y a Patti Smith en sus giras británicas y provocar cierto revuelo en Inglaterra por el contenido presuntamente provocador de sus letras. A primeros de septiembre del 78 se celebra la cuarta edición del Canet Rock, festival en la provincia de Barcelona que fue punto de encuentro de la subcultura juvenil durante los años de la Transición. Destaca en el plantel de bandas la artista Blondie, a la que la revista Star comparó con Patti Smith y varios medios (como el diario ABC) incorporaron a la escena punk. El polémico cartel del evento, obra del artista folk Pau Riba, desataría una fuerte polémica por ser “un agravio a las creencias religiosas” que terminaría en una sanción de medio millón de pesetas para la organización y el final del festival.
El fin de un breve idilio
En octubre del 78 el punk recibe un duro golpe: Sid Vicious, ex-bajista de los Sex Pistols es detenido, acusado de asesinar a su pareja. En escuetas notas de sucesos, los diarios españoles relatan brevemente los avances del proceso judicial, la puesta en libertad bajo fianza de Sid y sus sucesivos intentos por quitarse la vida (que culminaron con el suicidio de Vicious el 2 de Febrero de 1979). Las noticias sobre el punk en los diarios regresan de nuevo a hablar de violencia, disturbios. La acción ya no transcurre únicamente en Londres, también en Francia o Alemania los punks y la violencia asociada con ellos va apareciendo en las notas de sucesos.
A finales de 1978 se aprueba en referendum la Constitución Española y en marzo del año siguiente se celebran las primeras elecciones democráticas tras la Guerra Civil. Después de años de fuerte rigidez militante, precisamente la misma que llevó a muchos a denostar el punk, muchos intelectuales de la izquierda se rinden a la evidente falta de empuje de las fuerzas más revolucionarias del estado. Los artistas antifranquistas, cantautores en su mayor parte, pierden popularidad o son absorbidos por el sistema, y eso mismo ocurre con periodistas como Manrique, Tena y Ordovás, que centran su mirada en la Movida, movimiento menos político y más superficial que el punk. Todos ellos jugarán un papel relevante en TVE o en la recién fundada Radio 3. La revista Star, terminada la Transición, pierde empuje y cierra a comienzos de la década siguiente.
Mientras tanto, el mainstream envuelve y comercializa el punk, otorgándole una legitimidad que se le había negado y que resultó ser letal para él. En abril del 79 Siouxsie & The Banshees actúan en Madrid, precedidos de unos novatos Nacha Pop. En septiembre del año siguiente actúan en Barcelona los Ramones, apareciendo también en el programa de TVE Aplauso. Los discos de punk llegan a España de forma normal y sin ningún revuelo, y la prensa simplemente se dedica a ignorarlos o a tratarlos con condescendencia. La estética punk se comercializa y monetiza, mientras que muchos de los artistas vinculados con el movimiento desaparecen, se reinventan o se mantienen invisibles al gran público.
Ya entrados los 80 la izquierda abertzale se apropiaría del punk para dar luz al rock radical vasco en un intento de volver a tomar las riendas de un nuevo movimiento cultural que aglutinase a la juventud. Muchos de quienes habían rechazado, ignorado o aborrecido del punk olvidan sus antiguos reparos y se suben al carro velozmente. Bandas de punk de toda la península brotan y se reescribe la historia. La cronología del punk en España comienza a escribirse a partir de 1979 o incluso más tarde, y aquellos primeros años de malditismo y fascinación cogen polvo en las hemerotecas que nadie quiere que se consulten.
Ella le pidió que la llevara al fin de mundo,
Él puso a su nombre todas las olas del mar.
Se miraron un segundo
Como dos desconocidos.
Todas las ciudades eran pocas a sus ojos,
Ella quiso barcos y él no supo qué pescar.
Y al final números rojos
En la cueva del olvido,
Y hubo tanto ruido
Que al final llegó el final.
Mucho, mucho ruido,
Ruido de ventanas,
Nidos de manzanas
Que se acaban por pudrir.
Mucho, mucho ruido,
Tanto, tanto ruido,
Tanto ruido y al final
Por fin el fin.
Tanto ruido y al final…
Hubo un accidente, se perdieron las postales,
Quiso carnavales y encontró fatalidad.
Porque todos los finales
Son el mismo repetido
Y con tanto ruido
No escucharon el final.
Descubrieron que los besos no sabían a nada,
Hubo una epidemia de tristeza en la ciudad.
Se borraron las pisadas,
Se apagaron los latidos,
Y con tanto ruido
No se oyó el ruido del mar.
Mucho, mucho ruido,
Ruido de tijeras,
Ruido de escaleras
Que se acaban por bajar.
Mucho, mucho ruido,
Tanto, tanto ruido.
Tanto ruido y al final…
Tanto ruido y al final…
Tanto ruido y al final
La soledad.
Ruido de tenazas,
Ruido de estaciones,
Ruido de amenazas,
Ruido de escorpiones.
Tanto, tanto ruido.
Ruido de abogados,
Ruido compartido,
Ruido envenenado,
Demasiado ruido.
Posiblemente la mejor canción de The Pretty Reckless:
Here we are and I can’t think from all the pills, hey
Start the car and take me home
Here we are and you’re too drunk to hear a word I say
Start the car and take me home
Just tonight I will stay
And we’ll throw it all away
When the light hits your eyes
It’s telling me I’m right
And if I, I am through
Then it’s all because of you
Just tonight
Here I am and I can’t seem to see straight
But I’m too numb to feel right now
And here I am watching the clock that’s ticking away my time
I’m too numb to feel right now
Just tonight I will stay
And we’ll throw it all away
When the light hits your eyes
It’s telling me I’m right
And if I, I am through
Then it’s all because of you
Just tonight
Just tonight
Do you understand who I am?
Do you wanna know?
Can you really see through me now?
I’m about to go
But just tonight I won’t leave
And I’ll lie and you’ll believe
Just tonight I will see
It’s all because of me
Just tonight I will stay
And we’ll throw it all away
When the light hits your eyes
It’s telling me I’m right
And if I, I am through
Then it’s all because of you
Just tonight
(Do you understand who I am?)
It’s all because of you
Just tonight
(Do you understand who I am?)
It’s all because of you
Just tonight
(Do you understand who I am?)
It’s all because of you
Just tonight
(Do you understand who I am?)
It’s all because of you
Just tonight
Posiblemente la mejor canción de Luz Casal. Rockera en los 80, siempre por detrás de su hermano hasta que este murió. Esta canción la puso en el candelero y demostró lo buena cantante que era.
Tu juegas a quererme, yo juego a que te creas que te quiero Buscando una cuartada, me das una pasión que yo no espero Y no me importa nada Tu juegas a engañarme, yo juego a que te creas que te creo
Escucho tus bobadas Acerca del amor y del deseo
Y no me importa nada nada (nada) Que rías o que sueñes, que digas o que hagas
Y no me importa nada Por mucho que me empeñe, estoy jugando y no me importa nada
Tu juegas a tenerme, yo juego a te creas que me tienes Serena y confiada, invento las palabras que te hieren
Y no me importa nada Tu juegas a olvidarme, yo juego a que tu creas que me importa Conozco la jugada, se manejarme en las distancias cortas
Y no me importa nada nada (nada)
Que rías o que sueñes, que digas o que hagas
Y no me importa nada (nada) Por mucho que me empeñe, que digas o que hagas. Y no me importa nada
Y no me importa nada (nada) Que rías o que sueñes, que digas o que hagas Y no me importa nada(nada) Que tomes o que dejes, que vengas o que vayas Y no me importa nada Que subas o que bajes, que entres o que salgas
Tú juegas a quererme
yo juego a que te creas que te quiero
En el quinto álbum de Luz Casal cada pista era una apuesta. El ecléctico Luz V (1989), en el que convivían guitarras eléctricas, sintetizadores e incluso había espacio para las maracas, abría con dos canciones de amor de estilos y enfoques opuestos. Mientras que Loca era la provocativa declaración a un exnovio asentado y, probablemente, algo arrepentido, la desgarrada Te dejé marchar tenía sección de cuerda y era un hermoso canto a la frustración de haber amado y haber perdido. En medio de este sentido repertorio, una canción cínica y descreída se convertiría en el mayor éxito de Luz Casal. No me importa nada tenía como inspiración a una pareja que no estaba a la altura del romance de los sonetos, su letra era una narración sobre la falta de emoción, carente del drama de los boleros y sin la ilusión del pop, que hablaba de una de esas relaciones en las que uno se embarca sin estar convencido y de las que sale preguntándose: ¿qué estoy haciendo con mi vida?
Y no me importa nada
que rías o que sueñes
que digas o que hagas
A finales de los ochenta, Gloria Varona había compuesto algunos versos, pero nunca se había planteado hacer canciones. Su hermano, el músico Pancho Varona, fue quien animó a esta funcionaria del Ministerio de Empleo y Seguridad Social a que le proporcionara letras: ‘No me importa nada’ fue su tercera composición. Ya se sabe que las obras primerizas tienden a ser especialmente autobiográficas… y por entonces aquella treintañera tenía novio.
“Era el típico tío que sabes que te está mintiendo y engañando”, explica Gloria, “pero que en el fondo tampoco te importa demasiado porque eres consciente de que es una persona transitoria”.
Los hermanos Pancho y Gloria Varona en el año en que ‘No me importa nada’ fue nº 1 de Los 40 Principales (Bolonia, 1990).
Serena y confiada
invento las palabras que te hieren
El desencanto con esa relación en piloto automático facilitó que escribiera la letra de corrido. En apenas diez minutos Gloria tenía un manuscrito que se convertiría en número 1 de Los 40 Principales, abriría a Luz Casal las puertas del mercado internacional y, años más tarde, se traduciría al francés. Apenas hubo cambios a posteriori, si bien en un principio la letra decía “escucho tus chorradas acerca del amor y del deseo” (Gloria finalmente cambió el término ‘chorradas’ por ‘bobadas’ porque, reconoce entre risas, “cantado sonaba demasiado duro”).
“Mucha gente me decía: “Ay, qué triste”, pero a mí la canción no me parecía triste ni era mi intención cuando la hice”, afirma. “Habla sobre todo del hartazgo, de ese estar jugando a que somos novios. ¿Qué necesidad hay de que me cuentes bolas y de que vengas a hablarme del amor, si los dos sabemos de qué va esto?”.
Esa variedad de lecturas que tiene el tema es especialmente gráfica si comparamos los dos videoclips que acompañaron a la canción. El primero, bastante turbio, tenía de protagonista a una castigadora Luz vestida de cuero que recorría una discoteca seduciendo con desgana a quien se pusiera por delante.
El segundo (el preferido de la cantante, grabado para promocionar su primer recopilatorio en Francia) era mucho más optimista, un paseo en solitario despreocupado, liberador y a plena luz del día.
Tú juegas a olvidarme
yo juego a que te creas que me importa
‘No me importa nada’ es la banda sonora de un duelo prematuro, una canción que escuchar para coger fuerzas antes de agarrar las maletas y salir de una relación que hace tiempo que ha dejado de sumar. Encontrarla triste o no depende de si quien la escucha cree que la vida merece la pena sin pareja. Cuando la interpreta sobre el escenario, sonriendo con plenitud mientras repite una y otra vez que no le importa nada, Luz transmite que ella también es de las que valora el amor propio por encima del amor romántico. “Es una declaración de independencia, una muestra de seguridad”, explica la cantante, que recuerda que al principio hubo gente que incluso calificó la canción de “feminista”.
El público escuchó el tema dos años después de haber sido escrito. Para entonces, Gloria y su antimuso ya no estaban juntos. “Siempre tuvo una vaga idea de que estaba dedicada a él y no le hacía mucha gracia. Yo no insistía por no hacer sangre, pero también bromeaba diciendo que era el único novio que me había dado pasta”. La letrista, por supuesto, se refiere a los jugosos cheques que le llegaron en concepto de derechos de autor.
Portada del álbum ‘Luz V’, donde se incluye el popular tema.
Esquivando el baladón
En cuanto terminó la letra se la pasó a su hermano Pancho, compositor, productor y compañero de gira de Joaquín Sabina, a quien el cantante de voz rota describió en una ocasión como “mi andamio, mi todo”. Si a su hermana solo le hicieron falta diez minutos para tener la letra, Pancho necesitó dos años hasta dar con la música apropiada.
“Estuve mucho tiempo intentando hacer algo decente, pero me salían baladones insoportables, muy tristes, quedaba una canción coñazo”, recuerda Pancho.
No estar emocionalmente implicado y a la vez conocer de primera mano la inspiración del tema le hicieron ser un poquito más benévolo. Después de todo, ya se sabe que bajo los discursos de grandeza y autoafirmación que predicamos después de una mala experiencia amorosa también hay decepción y pena. Él quiso que la música transmitiera aquello que las palabras no reconocían.“Al escuchar la letra la que gana el combate es ella, pero realmente a los dos les pasa algo malo. Me parecía una historia triste para ambos”, afirma.
Cuando en 1989, ayudado por el guitarrista Manolo Rodríguez, Pancho consiguió por fin ese equilibrio musical entre seguridad y tristeza, grabó una maqueta en su casa, un piso del madrileño barrio de La Latina en el que el tumulto de los turistas se colaba por las ventanas. Aquella primigenia versión de No me importa nada tenía, atención, un estilo country americano.
Fotos de promoción de ‘Luz V’
Una maqueta pensada para Ana Belén
Gloria recuerda que Joaquín Sabina les había comentado la posibilidad de pasarle la canción a Massiel, quien por aquel entonces quería grabar un disco y buscaba material. Pancho no recuerda si eso fue una posibilidad real o una broma más del cantautor, él durante todos esos meses había tenido en mente que la persona que entonaría lo de“escucho tus bobadas” sería Ana Belén.
“El tema era para ella clarísimamente”, explica el músico, que ya había colaborado con la estrella madrileña varias veces, “pero resultó que Ana Belén no estaba grabando en ese momento y Luz sí. Y como yo estaba muy orgulloso de la canción y de mi maqueta me enteré de en qué estudio estaba y me presenté por el morro”.
“La admiraba como un perro”, reconoce Pancho, “llevé esa maqueta sabiendo que no había ni una posibilidad en absoluto. Ella era muy rockera y lo mío era una cancioncita country”. Reconoce con humildad que la grabación era “un poco desastre” y que “estaba cantada como el culo”, pues era su propia voz la que sonaba en la cinta. “Pero tenía encanto. Sabía que era una buena canción. Si no, no me hubiera atrevido”.
Nada más terminar un ensayo con Los Chichos, Pancho llevó su maqueta a los ya cerrados estudios Trak, en Tetuán, y con el aplomo del espadachín de La princesa prometida se plantó ante Luz. “Le dije: “Hola, me llamo Pancho Varona. Tengo esta canción, puede que te interese”.
“La escuché e inmediatamente me quedé prendado”. Habla Paco Trinidad, productor de la mitad de las canciones de Luz V. “Era un pelín arriesgado porque se salía del estilo de Luz hasta entonces, que era más de estrella femenina de rock, pero me pareció buenísima desde el primer momento”.
En aquella época, Paco tenía 27 años. Este productor de la Movida había fundado el sello independiente Grabaciones Accidentales y tenía a sus espaldas los primeros discos de Hombres G, Dun Can Dhu y Los Ronaldos. A día de hoy sigue sin saber concretar qué le maravilló de aquella canción de los hermanos Varona: “No sé por qué, nunca sé por qué. Me atrapó”. Unas horas después de recibir la cinta en persona, llamaron a Pancho para decirle que se la quedaban. “Fue un regalo”, sentencia Luz.
La discográfica estaba presionando para que el disco terminara de grabarse lo antes posible, así que Paco se puso a trabajar sin descanso en esta canción caída del cielo. “Cuando una cosa te atrapa, aunque sea en una maqueta, hay que tener cuidado con los cambios porque puedes perder esa magia”. Sobre la base rítmica original fueron colocando detalles, que incluían unos teclados “ochenteros, pero sutiles”, y comenzaron a alejarse del estilo country para darle poco a poco un toque más latino. Paco tomó la decisión de sustituir la guitarra acústica por la española y se pasó días enteros en casa del músico y productor Enrique Mateu hasta depurar juntos cada línea. “Fueron muchas horas de buscar las notas más bonitas”, recuerda.
“No suele pasar que mejoren mis canciones en el estudio, pero en este caso estoy contento con el resultado”, asegura Pancho Varona,“era la misma armonía, la misma melodía, pero la hicieron más lenta, medio acubanada y medio abolerada. Ellos le dieron baile a la canción”.
Durante el proceso de producción, la cantante iba recibiendo los cambios que iban haciendo Paco y Enrique sobre la música y ella se preparaba la parte vocal por su cuenta. Cuando ‘No me importa nada’ estuvo lista para ser grabada, Luz Casal fue al estudio, se puso delante del micrófono y, con la misma seguridad con que fue escrita la canción, la cantó del tirón»
Si uno atendiera tan sólo a los titulares e informaciones que publican la inmensa mayoría de medios de comunicación, España sería un país altamente violento y machista, una especie de infierno en la tierra para el género femenino, en el que una horda salvaje e incontrolada de hombres ejercen su dominio absoluto sobre la mujer a base de amenazas, coacciones y agresiones de todo tipo y condición.
Periodistas, políticos y diversos colectivos, especialmente los feministas, no dejan de repetir últimamente que España sufre la «lacra» de la «violencia machista», dando así a entender que un elevado número de hombres agreden a un todavía mayor volumen de mujeres por el mero hecho de pertenecer al sexo opuesto. No en vano, el término «lacra» significa, según la RAE, «vicio físico o moral que marca a quien lo tiene» -en este caso, la sociedad española-.
El último esperpento femiprogre que ha surgido a este respecto es el fatídico caso de Diana Quer, cuya muerte a manos de un presunto asesino y muy probable psicópata sexual ha sido tildado, simple y llanamente, de crimen «machista», como si tal acepción se pudiera aplicar a todo delito que comete un hombre contra una mujer, sin más motivo que ése -el género-, para espanto de la muy honrosa disciplina de la criminología. Pues no. Ni este asesinato es «machista» ni en España campa a sus anchas la mal llamada «violencia machista». Más bien al contrario.
Para empezar, España no es un país violento, por mucho que algunos pretendan transmitir dicha imagen. De hecho, la tasa de homicidios (0,63 por cada 100.000 habitantes) es la segunda más baja de la UE, ligeramente por encima de la que existe en Austria y casi un 40% inferior a la media comunitaria. Y eso que Europa es una de las zonas más tranquilas y seguras a nivel global, de modo que España es, por suerte, uno de los países menos violentos del mundo.
Llegados a este punto, algunos dirán que esa tranquilidad no es extrapolable a la mujer, víctima habitual de la supuesta «lacra machista» que sufre España, pero resulta que tampoco. De hecho, es uno de los países con menor violencia sobre la mujer en particular: ocupa el puesto 36 de un total de 44 países analizados, con una tasa de 5,15 mujeres asesinadas a manos de cualquier agresor por cada millón de habitantes, la mitad que en la UE (11,66) y ocho veces menos que en América (39,6), según un detallado estudio del Centro Reina Sofía. El resultado apenas varía si se analiza tan sólo la tasa de feminicidios cometidos dentro del ámbito de la pareja (2,81 en 2006, cuando fueron asesinadas 70 frente a las 48 del pasado año), al ocupar el puesto 24 de un total de 35 países analizados, situándose también a la cola de Europa, cuya media es 3,94.
Asimismo, la última macroencuesta realizada por la Comisión Europea sobre esta materia, con datos de 2012, muestra que el 22% de las españolas mayores de 15 años reconoce haber sufrido algún tipo de «violencia física» (20%), incluyendo empujones y agarrones, o «sexual» (6%) por parte de cualquier agresor, ya sea pareja o no, al menos en una ocasión a lo largo de su vida, situándose, igualmente, muy por debajo de la media comunitaria (33%).
Por otro lado, España tampoco es un país «machista», si por tal término se entiende una particular displicencia de los hombres, en general, hacia el colectivo de mujeres en su conjunto. El número de violadores (832 casos en 2017) y de parejas o exparejas que han terminado asesinando a una mujer (48 casos) es mínimo en comparación con la población masculina (casi 15,5 millones de personas entre 15 y 64 años), de modo que en ningún caso se puede generalizar, tal y como sí hacen las feministas. En este sentido, un estudio realizado en Sueciamostró que apenas el 1% de los hombres es responsable del 63% de todas las condenas por crímenes violentos. O, dicho de otra forma, la inmensa mayoría de los hombres es gente honrada y pacífica que nada tiene que ver con la desvirtuada y horrenda imagen de violencia y opresión que vende el feminismo.
Y lo más curioso es que ni siquiera la mujer es la principal víctima de la violencia que ejerce ese marginal grupo de hombres, sino el propio hombre, tal y como refleja el Instituto Nacional de Estadística (INE). Las víctimas masculinas superan a las femeninas en materia de homicidios (ya sean consumados o meros intentos), así como lesiones y robos con violencia o intimidación. El ámbito de la agresión sexual es el único en el que la mujer sale peor parada que el hombre.
Por último, si existiera realmente la «lacra machista» que tanto denuncian algunos, España no sería un país seguro ni especialmente atractivo para las mujeres, y, sin embargo, lo es. ¿Quién lo dice? En primer lugar, las propias mujeres, cuya preocupación por ser agredidas o asaltadas de cualquier forma se reduce al 11%, una de las tasas más bajas de la UE, frente a la media comunitaria del 21%, según la encuesta citada anteriormente.
Pero también las estadísticas oficiales a nivel mundial, que sitúan a España como uno de los escasos países en los que la mujer goza de una amplia y sólida seguridad.
Y no sólo a nivel físico, sino también en materia legal y socioeconómica. Tanto es así que España se encuadra entre los 5 mejores países del mundo para nacer mujer, tal y como revela el ranking internacional Women, Peace, and Security Index. España puntúa especialmente alto en cuanto a inclusión económica, ausencia de leyes discriminatorias y nivel de seguridad, entre otros indicadores.
En definitiva, España, lejos de ser el infierno machista que nos pretende hacer creer el feminismo patrio, es uno de los pocos países del mundo en los que la mujer goza de un alto estándar de bienestar, protección e igualdad ante la ley, a diferencia, por desgracia, de la aberrante situación de sumisión e injusticia que sufren la mayoría de mujeres del planeta. Pero esto poco importa a quienes pretenden imponer su retrógrada y liberticida ideología de género, cuya esencia consiste en azuzar el odio contra el sexo opuesto, sin más razón que esa, la de ser hombre. El feminismo, que en sus orígenes aspiraba a alcanzar la igualdad ante la ley entre hombres y mujeres, representa hoy los ideales más arcaicos del machismo, solo que ejercido ahora desde la otra orilla.
El martes 1 de octubre de 1963 un hombre enjuto liquidó su cuenta en el hotel Comercio. Después de cuatro días completos en Ciudad de México no había logrado ningún resultado. Con expresión perdida, se dirigió a la terminal de Transportes del Norte y ahí tomó el asiento número 12 del autobús de línea 332. Eran las 8.30 cuando el vehículo partió. El billete marcaba como estación de término Nuevo Laredo, en la frontera con EEUU. Un destino que se le quedaba corto a ese estadounidense mal encarado que 53 días después mataría de un tiro en la cabeza al trigésimo quinto presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy.
La estancia de Lee Harvey Oswald en México encierra una de las grandes incógnitas del crimen que hizo temblar al siglo XX americano. Menospreciado al inicio de la investigación, el extraño viaje se ha vuelto con los años uno de los capítulos más intrigantes del caso. Los contactos del magnicida con agentes del KGB y diplomáticos cubanos en la capital mexicana han inspirado todo tipo de teorías conspirativas al tiempo que han mostrado el doble rasero de la inteligencia estadounidense.
Los pasos de Oswald fueron advertidos y seguidos por la CIA, pero los informes que detallan sus andanzas nunca han salido por completo a la luz. Pertenecen a ese secreto corpus de 3.100 documentos que el presidente Donald Trump ha ordenado liberar y que, si nada lo impide, va a sacudir los cimientos de la memoria colectiva estadounidense. “Son cables, correspondencia, memoriales, reportes, presupuestos, fotografías y grabaciones. En el caso de la CIA, sus documentos más importantes se refieren a operativos de agentes contrarios a Kennedy, inmersos en operaciones anticastristas”, explica el experto Jefferson Morley, antiguo periodista de The Washington Post y autor de El fantasma: la vida secreta del maestro de espías James Jesus Angleton.
Guardados en los Archivos Nacionales, los expedientes están blindados por una ley de 1992 que expira este jueves. Entre bastidores se sabe que la CIA está presionando para que no salgan a la luz. “La central está especialmente preocupada por los documentos de los años sesenta que se refieren a programas que aún seguían activos en los noventa y que podrían exponer a las redes de espionaje”, detalla el especialista Phil Shenon, autor de JFK. Caso Abierto. Junto a este temor, se oculta también un mecanismo de autodefensa ante la posibilidad de que emerja la incompetencia de las agencias de inteligencia.
“La Comisión Warren, encargada de la investigación del magnicidio, concluyó que Oswald solo era objeto de revisiones rutinarias por el FBI y la CIA. Pero se trataba de una persona que el mismo jefe de contrainteligencia de la CIA, James Angleton, tenía bajo atención constante y cercana. Y es muy posible que los documentos arrojen luz sobre este interés nada rutinario”, indica Morley.
“Los informes mostrarán que la CIA y el FBI sabían mucho más de Oswald que lo que contaron a la Comisión Warren. La historia oficial le dibuja como un lobo solitario cuya trama para matar a Kennedy nunca fue advertida. Pero las agencias disponían de más datos de lo que dijeron. Si hubieran actuado conforme a su información, posiblemente Oswald habría sido frenado antes de la llegada de Kennedy a Dallas”, explica Shenon.
Las omisiones de los servicios inteligencia van a ser la clave de los papeles. De la magnitud de este error darán cuenta las investigaciones internas a las que se sometieron las agencias, hasta ahora ocultas, pero también los seguimientos de Oswald en México. “Es el capítulo más importante y secreto del asesinato de Kennedy. El índice documental muestra que la estación de la CIA en México le tuvo bajo vigilancia. Y un informe desclasificado de 1966 revela que Oswald llegó a hablar abiertamente de matar a Kennedy en el consulado cubano. ¿Lo supo la CIA en tiempo real? ¿Informó de ello?”, se interroga Shenon.
La lectura de los documentos, depositados en el Archivo General de la Nación y a los que ha tenido acceso EL PAÍS, dan cuenta de la personalidad zigzagueante y herida de Oswald, un marine desertor, casado con una rusa y que tras un fracasado exilio en la Unión Soviética pretendía abandonar Texas y regresar a Moscú.
Para ello, haciéndose pasar por fotógrafo, cruzó el Río Bravo el 26 de septiembre de 1963. En un autobús Flecha Roja se dirigió a Ciudad de México. Veinte horas duró ese viaje y en ningún momento ocultó sus simpatías comunistas. A dos turistas australianos les habló de sus años en la URSS y les recomendó que se alojaran en el hotel Cuba. Él lo haría en el hotel Comercio, ubicado en la calle de Sahagún, colonia Guerrero.
Ya en la capital mexicana, lo primero que hizo fue dirigirse a la Embajada cubana. Allí solicitó un visado en tránsito para la URSS. Mostró su pasaporte, su antigua cédula de trabajo soviética, su documento marital y afirmó ser miembro del Partido Comunista de EEUU. La empleada que le atendió, Silvia Tirado de Durán,inició la tramitación y le requirió fotografías nuevas. Oswald salió a por ellas y, siempre según los documentos confidenciales mexicanos, aprovechó para acudir a la legación soviética, donde se entrevistó con dos agentes del KGB que actuaban como funcionarios consulares. Tras asegurarles que el FBI no le dejaba vivir, les expresó su deseo de obtener lo antes posible un visado. Cuando le explicaron la lentitud del proceso, Oswald estalló y con el rostro enrojecido espetó a uno de los rusos: “¡Esto va a terminar para mí en tragedia!”.
Posteriormente se encaminó a la Embajada cubana a entregar las fotografías. Ahí volvió a entrar en barrena al saber que sin la autorización soviética no podía conseguir el permiso cubano. Sus gritos hicieron que la secretaria Tirado llamase al cónsul para que tratase de calmarle. Fue en vano. Ante la actitud violenta del estadounidense, el diplomático se incendió y le anunció que no le concedería la visa.
Oswald, con 23 años, estaba en caída libre. Los que le vieron le describen como un hombre mal vestido, colérico y terco. Tanto que al día siguiente, regresó a la legación rusa. Era sábado y los funcionarios se preparaban para un partido de voleibol. En tono dramático insistió en que necesitaba el visado. Lloró, hizo saber que temía al FBI y sacó un revolver como muestra de que estaba amenazado. Lo dejó sobre una mesa. Un funcionario, con cuidado, lo descargó. Oswald, ante las negativas, se marchó quebrado.
A partir de ahí el hilo se difumina. Se sabe que el domingo acudió a los toros, visitó museos y que el lunes fue a la Ciudad Universitaria en busca del apoyo de estudiantes castristas. De nada le valió.
Su último movimiento se registró la misma noche del lunes, cuando se le vio en una fiesta twist organizada por funcionarios cubanos. En la celebración, a la que acudió la escritora Elena Garro, exmujer de Octavio Paz, Oswald se encontró supuestamente con la empleada Silvia Durán con quien se ha llegado a concluir que tuvo una relación sentimental. Garro le recordaría después hablando con dos hombres junto a una chimenea.
A la mañana siguiente, a las 6.30, abandonó el hotel Comercial para volver a Estados Unidos. Casi ocho semanas después, el 22 de noviembre, mataría al presidente de Estados Unidos. Y a los dos días sería asesinado por el mafioso Jack Ruby.
A su espalda dejó un inmenso misterio. La investigación oficial estadounidense le apuntó como único culpable. Los interrogatorios mexicanos no hallaron ningún punto de quiebra. Pero las fuerzas de la DFS llegaban tarde y solo actuaron después del magnicidio. Antes, la estación local de la CIA había seguido los pasos a Oswald. Lo que vio, lo que informó, aún es secreto. Ahora puede dejar de serlo.
Aparece otra noticia sobre otro sistema educativo. Ahora es el turno de Portugal, que es la nueva Finlandia. En España, tenemos una comunidad autónoma que obtiene mejores resultados que el colegio de Portugal que ponen como ejemplo y, además, su mejora desde el año 2003 también es notable. En Castilla y León tienen un problema, o dos. El primero es que son españoles y aquí nunca nos ha gustado sacar pecho por las cosas que hacemos bien. El segundo es que logran esas puntuaciones al margen de cualquier ley educativa que se establezca e ignorando las innovaciones de moda y puestas en entredicho por la evidencia científica (sí, hablo de los proyectos de aprendizaje que se están implementando y que la literatura científica pone claramente por detrás de otras metodologías, del uso de metodologías basadas en teorías denostadas por la ciencia, como la de las inteligencias múltiples, etc.)
En Castilla y León los resultados en PISA son excelentes y debería estudiarse qué hacen para que las competencias de sus alumnos sean tan buenas. En ámbitos como el de la lectura, la mejora desde el año 2006 hasta el 2015 es de más de 40 puntos y estarían, si fueran un país, en segunda posición mundial; en matemáticas se observa un leve descenso continuo desde el año 2006, al igual que la media que obtienen todos los países, pero una mejora si lo comparamos con la puntuación más baja, que data del 2003 y un puesto octavo si, de nuevo, fuera un país, lo cual es para sacar pecho; en ciencias también la mejora es evidente y sitúa a Castilla y León a la altura de los países que obtienen las mejores puntuaciones, justo al mismo nivel que el que está en tercera posición.
¿Por qué esa obsesión por buscar fuera lo que ya tenemos dentro? ¿Por qué nos fijamos en países con otros presupuestos, con otro idioma, con otros sistemas y con una población con otras características, cuando tenemos aquí una región que habla nuestra misma lengua y tiene que cumplir con los mismos objetivos y jugar con las mismas reglas, que consigue unos resultados mejores que buenos? ¿Por qué ese ninguneo durante años a los profesionales y alumnos que tan bien lo están haciendo? Quizá es que no vende, Castilla y León no vende, no se puede vender. No vende decir que el sistema educativo, a pesar de ser muy mejorable, permite que la actuación del profesorado redunde en una educación excelente. Tengo muy claro que no vende que la educación es una cuestión de ganas y esfuerzo, que es todo lo contrario de lo que dicen quienes llenan congresos pero llevan años sin entrar en clase. No vende decir que se pueden conseguir mejores resultados haciendo lo de siempre. No vende decir que la LOMCE, o la LODE, o la LOGSE, no son tan malas. Porque si, al final, lo que más cuenta es el alumno y el profesor (también está demostrado), cualquier metodología, herramienta o sistema, no dejan de ser una opción más, dentro del abanico de materiales y técnicas que se pueden utilizar, siendo el alumno y el profesor los pilares sobre los que se levantan la compleja y difícil tarea que viene a ser la educación. Y eso no llena congresos, ni vende libros, tablets, o pizarras digitales, que llevan años en todos los centros y no has supuesto una mejora de los resultados de la práctica docente, como así nos vendieron que iba a ser.
Celine Dion fue una de las grandes cantantes de los 90. Surgió con un desconocido disco Unison con una gran canción , Where does my heart beat now, y un buen segundo single, If there was any other way o la posterior Nothing broken but my heart.
So much to believe in – We were lost in time
Everything I needed
I feel in your eyes
Always thought of keeping –
Your heart next to mine
But now that seems so far away
Don’t know how love could leave
Without a trace
Where do silent hearts go?
Where does my heart beat now
Where is the sound
That only echoes through the night
Where does my heart beat now
I can’t live without
Without feeling it inside
Where do all the lonely hearts go
Candle in the water – Drifting helplessly
Hiding from the thunder-
Come and rescue me
Driven by hunger –
Of the endless dream
I’m searching for the hand that I can hold
I’m reaching for the arms that let me know
Where do silent hearts go?
Where does my heart beat now
Where is the sound
That only echoes through the night
Where does my heart beat now
I can’t live without
Without feeling it inside
Where do all the lonely hearts go
Where do all the lonely hearts go
Then one touch overcomes the silence
Love still survives
Two hearts needing one another
Give me wings to fly
Where does my heart beat now
Where is the sound
That only echoes through the night
Where does my heart beat now
I can’t live without
Without feeling it inside
I’ve got someone to give my heart to
Feel it getting stronger and stronger
And stronger
And I feel inside
Hearts are made to last
Till the end of time
I’ve been over you for some time now baby
I don’t miss your kiss like before now anymore now
If you asked me how I’m doin’ I’m fine
All I needed was a little time
So if you still think that I still need you Baby
I really don’t know why
Oh baby, since you left me
You might think that my world’s been torn apart
But if you see me
Baby you’ll see that
Nothing’s broken, nothing broken but my heart
You won’t find no tears in my eyes now baby
If you think I’m sad that you’re gone now
Then you’re wrong now
If you ask I’ll say I’m happy I’m free
Tell you that’s the way I wanna be
And all those nights we shared together baby
We’ll they don’t mean a thing
Oh baby since you left me
You might think that my world’s been torn apart
But if you see me
Baby you’ll see that
Nothing’s broken, nothing broken but my heart
So if you still think that I need you baby
I don’t think about you
I’m happy now without you
Oh baby, you might think my world’s been torn apart Oh but you’ll see that
Nothing’s broken, nothing broken but my heart
Oh baby since you left me
You might think that my world’s been torn apart
But if you see me
Baby you’ll see that
Nothing’s broken, nothing broken but my heart
Nothing broken, nothing broken but my heart
Baby, you might thing my world’s been torn apart
But nothing’s broken, nothing broken but my heart, , ,
La polvareda que levantó la manifestación y huelga feminista del 8 de marzo tendrá continuación a nivel presupuestario. Las organizaciones convocantes de la protesta defienden abiertamente la apertura de nuevas dotaciones de dinero público orientadas a promover ‘políticas de mujer’, ‘planes de igualdad’ y medidas similares.
En este sentido, cobra especial interés el hilo de tuits publicado recientemente por Absolutexe, un analista que, en virtud de su buen manejo de los datos, se ha especializado en explorar las subvenciones que conceden nuestras Administraciones Públicas. Su último trabajo documenta más de 93 millones de euros concedidos en 9.102 subvenciones aprobadas desde el año 2014.
Para ser exactos, las ayudas localizadas están valoradas en 93.696.770 euros y responden a las distintas partidas presupuestarias que llevaban en su título dos palabras clave: «mujer» y «convocatoria». Esta metodología supone apenas una aproximación, ya que muchas subvenciones tienen otro concepto. Un buen ejemplo aportado por Absolutexe para entender este punto era el de la Fundación Mujeres. Si buscamos subvenciones asignadas a dicha entidad, detectamos 521.088 euros, pero si colocamos su CIF en la base de datos, encontramos un total de 4,9 millones en transferencias.
En cualquier caso, la búsqueda de los términos «mujer» y «convocatoria» ayuda a entender el creciente peso que tienen estas ayudas. Así, sin dejar a la Fundación Mujeres, nos topamos con 97.808 euros concedidos en junio de 2015 para subsidiar un programa de «desarrollo para inmigrantes», mientras que también aparecen 102.762 euros asignados en diciembre de 2015 para «proyectos de cooperación para el desarrollo en el exterior».
Esta entidad recibe ayudas de distintas instancias: entre las transferencias detectadas está la Dirección General de Servicios de Familia, el Instituto de la Mujer, la Dirección General de Migraciones… A esto hay que sumarle otras capas administrativas: el Ayuntamiento de Gijón, la Vicepresidencia de la Xunta de Galicia, el Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha, la Presidencia del Principado de Asturias, la Agencia Extremeña de Cooperación, la Diputación Provincial de Córdoba, el Ayuntamiento de Madrid, la Secretaría General de Servicios Sociales de Andalucía…
Más de 9.000 partidas
Pero sería injusto centrar solamente el tiro en la Fundación Mujeres porque, en realidad, las ayudas detectadas abarcan más de 9.000 partidas. Tenemos a la Asociación Mujeres para la Salud recibiendo 995.969 euros, al Comité de Apoyo a las Trabajadoras del Sexo obteniendo 485.190 euros, a la Fundación Mujeres Jóvenes haciéndose con 408.480 euros, a la Federación de Asociaciones de Mujeres Separadas y Divorciadas con ayudas por 3.580.198 euros, al Fórum de Política Feminista captando 57.302 euros, a la Asociación de Mujeres Juristas Themis recibiendo 2.230.099 euros a través de diez partidas distintas, a la Federación de Asociaciones de Madres Solteras beneficiándose de 910.234 euros a través de once transferencias…
Otro caso llamativo es el de la Federación de Mujeres Progresistas. Según los datos recopilados, las cuentas públicas acreditan 5.364.141 euros en subvenciones concedidas a dicha organización. De esa cifra, la Comunidad de Madrid aportó recientemente 655.001 euros, con nueve subvenciones de diferentes importes anunciadas en diciembre de 2017.
La lista, en cualquier caso, es muy larga. Como decíamos al comienzo, la base de datos que ha sacado a la luz el citado analista anónimo incluye más de 93 millones de euros repartidos en la friolera de 9.102 partidas presupuestarias. Una auténtica maraña de subvenciones que confirma el importante peso que tiene el Estado a la hora de sostener a este tipo de entidades.
Es realmente difícil exagerar la importancia de Quincy Jones (Chicago, 1933) en la cultura popular del último medio siglo. Productor, compositor, revolucionario del jazz, director de orquesta, magnate de televisión, dueño de revistas, hombre de cine. Ha ganado 27 grammys, un oscar y es doctor honoris causa por una decena de universidades. Como con los grandes jugadores de baloncesto, el pop retiró un buen día la letra Q en su honor. Q sólo puede ser Quincy, el influyente productor de Thriller, de Michael Jackson, el disco más exitoso de la historia, con 110 millones de unidades vendidas.
Con su «hermano» Jacko, Jones, el exquisito jazzman que debutó a la trompeta en 1951 en la banda de Lionel Hampton, firmó algunas de las páginas más brillantes de la historia del pop con la trilogía que forman, junto al mencionado Thriller,Bad y Off the wall. Cuando el 25 de junio Jackson murió, el mundo miró a Quincy Jones. «Parte de mí se va con él», declaró.
«Obama es especial, tiene la misma cualidad que mi amigo Luther King»
«Si tocase la trompeta mi cabeza estallaría al soplarla. Toco el piano»
«No me metí en esto para ganar pasta. He hecho un montón, pero es secundario»
El músico es el plato fuerte del Foro Mundial de la Diplomacia Cultural que se celebra desde mañana en el Centro Cultural Niemeyer de Avilés (Asturias). Si la delicada salud de estos últimos días se lo permite, Jones participará en una mesa redonda con Youssou N’Dour y Manolo Díaz. En la madrugada del sábado, respondió al teléfono desde su residencia en Los Ángeles.
Pregunta. ¿Hay algo que no haya hecho usted?
Respuesta. Claro. Lo que estoy haciendo ahora mismo. Dirijo mi primer programa de televisión.
P. ¿Y algo que le quede por hacer?
R. Un montón, hermano. Una ópera, por ejemplo. Un ballet. Producir un disco de Tony Bennett y Stevie Wonder. Bueno, eso lo estoy haciendo ahora. El retiro no es para mí. Demasiadas cosas ocupan mi vida. Las fundaciones, mis siete hijos, mis novias.
P. ¿Se esperaba la muerte de Michael Jackson?
R. Nadie la esperaba. Me sorprendió en China. Me hinqué de rodillas al enterarme. Fue duro.
P. ¿Le veía capaz de completar los 50 conciertos que pretendía dar Londres?
R. No. Recuerdo que estaba en Londres cuando se vendieron todas las entradas en un par de horas. Me llamó, estaba emocionado, fuera de sí. Me dijo: «Lo haré por los chicos». Fue la última vez que hablamos.
P. ¿Solía hablar de sus hijos?
R. Siempre. Todo el tiempo.
P. ¿Qué siente al ver cancelado el concierto de homenaje en Viena que su hermano Jermaine se esforzó en montar?
R. Me pidieron mi participación. Todo el mundo parece organizar conciertos en recuerdo de Michael. Que no cuenten conmigo. El pasado no es para mí. En el fondo de mi corazón soy un músico de jazz y los músicos de jazz no se repiten.
P. ¿Aún toca la trompeta?
R. Ya me gustaría, hijo, pero tuve dos ataques cerebrales en 1974. Me estallaría la cabeza al soplarla. Toco el piano, aunque no necesito instrumentos, las melodías están en mi cabeza. Las oigo, las compongo.
P. Se suele asumir que Michael Jackson resultó genial mientras trabajó con usted… Que luego perdió la magia. ¿Se atribuiría ese mérito?
R. Juntos lo conseguimos. Nadie lo había hecho antes ni nadie lo ha logrado después. ¿A quién le importa lo demás?
P. Escuchar las tomas alternativas de Billie Jean incluidas en una reciente edición de su primer disco juntos, Off the wall, sugiere que todas las ideas en esa canción irrepetible eran en realidad del joven Michael…
R. Él la escribió. Por supuesto que era su idea. Compuso un montón de temas maravillosos. Luego yo los cogí y los llevé adonde tenían que llegar. Ése es el trabajo de un productor.
P. ¿Existía competencia entre ustedes?
R. ¡Ésa sí que es buena! Claro que no. He trabajado con Louis Armstrong, Frank Sinatra, Nat King Cole, Billie Holiday, Aretha Franklin y, sobre todo, Ray Charles… ¿Cree que podría sentir celos de Michael Jackson? Michael no tenía tanto talento. Era grande, pero no jugaba en la liga de los que acabo de citar. He tenido siete hijos y participado en 40 películas. No tengo tiempo para perder en tonterías.
P. ¿Es cierto que tras su muerte declaró que Michael Jackson nunca quiso ser negro?
R. No me permito meterme en ese tema.
P. ¿Diría que murió por una negligencia médica?
R. Aún menos me pronunciaría sobre eso.
P. ¿Intentó ayudarle?
R. Era imposible. Cuando te haces tan grande, dejas de escuchar. El gran problema es la gente que rodea a alguien así. Se pasan las 24 horas diciendo lo maravilloso que es. No es fácil sobreponerse a eso.
P. ¿Cuándo lo vio por última vez?
R. Le contaré mejor la primera. Él tenía 12 años. Estábamos en casa de Sammy Davis Jr.
P. Hay una anécdota en su mitología, de esas que hacen avanzar la historia demasiado fácilmente como para ser verdad, sobre cómo decidió convertirse en empresario cuando se quedó con su big band sin dinero, atrapado en París…
R. Había que hacer algo por esos chicos y me juré que una situación así no se iba a repetir. Si para ello había que ser dueño de la situación financiera, yo iba a aprender cómo.
P. En su Twitter ha escrito: «¿Qué haremos con la música cuando hayamos acabado con la industria?»…
R. Hay que hablar con valentía de lo que está pasando con la piratería. Cuando dejen de existir los estudios de grabación y lo hayan conseguido, lo lamentarán.
P. ¿Niega que parte de la responsabilidad es de la industria?
R. No. Es un negocio que requiere reinventarse. Algo se me ocurrirá.
P. ¿Qué relación tiene con el dinero?
R. Nunca hablo de dinero. No me metí en esto para ganar pasta. He hecho un montón, cierto, pero es secundario.
P. ¿Qué quería ser de mayor?
R. Gánster. Vivía en Chicago, mi padre era carpintero para la mafia. Quería ser Dillinger o los Jones Boys, los gánsteres negros más grandes de la historia. Un buen día vino mi padre y nos dijo, recogerlo todo que nos vamos al noroeste. Así acabe en Seattle. Así descubrí el piano.
P. Cuando dejó el jazz para abrazar el pop. ¿Qué opinaban sus colegas?
R. Algunos me criticaron. Y yo les decía: si no eres capaz de ver que en Baby be mine [canción de Michael Jackson] está la complejidad de
Giant steps, de John Coltrane, es que no has entendido nada.
P. ¿Apoya la reforma sanitaria de Obama?
R. No es mi terreno. Obama es un tipo especial, con un gran trabajo que hacer. No le envidio. Tiene la misma cierta cualidad que mi viejo amigo Martin Luther King. Son cosas que me preocupan; mantengo una fundación en la que hay 89 de los mejores estudiantes del país y se dedican a pensar soluciones a problemas como la violencia en Oriente Próximo.
P. ¿Y han llegado a alguna conclusión?
R. No definitiva. No soy de los que pierden el tiempo diciendo que irán a la luna. No digo nada hasta haber llegado allí. Así que mejor será no contarle mucho más.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de septiembre de 2009
Hace unos días les hablaba de Thomas Midgley, el inventor de la gasolina con plomo y los CFC, dos castigos contra la naturaleza. Hoy nuestra curistoria habla de otro creador por partida doble, Felix Hoffmann. Un nombre que quizás no les diga nada, pero al que posiblemente muchos de ustedes, y yo, tengamos que agradecer habernos ayudado a dejar de pasar un mal rato debido a los dolores. Lógicamente, por haber ayudado a perfeccionar la producción del ácido acetilsalicílico, no por la heroína, que con ambas cosas tuvo que ver. No es mal combo para un químico y farmacéutico.
Hoffmann, nacido en Alemania e 1868, estudió esas dos especialidades, química y farmacia, y en 1894 se puso a trabajar para la empresa Farbenfabriken vorm. Friedr. Bayer & Co. Reparen en ese Bayer dentro del largo nombre. En el verano de 1897 fue capaz de sintetizar el componente de lo que comúnmente llamamos aspirina, es decir, el ácido acetilsalicílico. Este es probablemente uno de los pocos nombres que han saltado de mundo de la química al de las personas de a pie, junto con el ácido sulfúrico y algún otro caso similar. Añadiendo ácido acético a varias sustancias para investigar, creó aquello que lo haría pasar a la historia. Al acetilar el ácido salicílico obtuvo una nueva sustancia que además tenía una pureza extraordinaria. Poco después se comprobó que Bayer tenía entre manos algo que servía para un montón de cosas, principalmente, para combatir el dolor.
Mejorado el proceso de fabricación, dos años más tarde Bayer conseguía la patente de la Aspirina, que fue el nombre que le pusieron comercialmente y el resto es historia. Seguro que todos nosotros hemos tomado más de una y dos veces una aspirina para hacer desaparecer el dolor. Fue un éxito enorme.
Pero aquel mismo verano de 1897 Hoffmann también acetiló otra cosa, además de la base para crear la aspirina: morfina. Para ser justos, algo parecido a esto ya lo había hecho un inglés llamado Charles Romley Alde Wright en 1878, pero su avance había pasado sin pena ni gloria. Hoffmann estaba en el lugar adecuado para que su nueva mezcla, que fue bautizada como heroína cuando se lanzó al mercado, también por Bayer, alcanzar el éxito comercial.
Ambos productos, la aspirina y la heroína dieron buenos resultados económicos a Bayer. Los médicos recibieron con entusiasmo la heroína y comenzaron a usarla con sus pacientes. En las primeras pruebas no parecía tener efectos secundarios, aunque no pasó mucho tiempo antes de que comenzaran a saltar las alarmas frente a lo peligrosa y adictiva que era. Esto acabó con su éxito comercial, pero sólo en Bayer. Cuando los médicos dejaron de inyectar la droga, comenzó a desarrollarse el mercado negro que sigue existiendo en la actualidad. Unas décadas después, en los años 30, la heroína estaba prohibida ya en gran número de países, pero como sabemos, no ha desaparecido.
Así, Felix Hoffmann, en el verano de 1897 creó dos sustancias químicas que son muy relevantes en la historia de nuestras sociedades desde entonces. Fue un verano productivo aquel en el que un alemán se dedicó a acetilar todo lo que caía en sus manos.
Jamás imaginó que su primer libro provocaría semejante conmoción mundial. Pero eso fue lo que generó «El varón domado»: un escándalo, además de un fenómeno de ventas. La más sorprendida fue la misma autora, Esther Vilar, ciudadana alemana nacida en la Argentina que, tras recibirse de médica, viajó a Alemania. Comenzó a trabajar en un hospital de provincia, lo que le dejaba mucho tiempo libre para leer. Surgió así una vocación por la escritura que no tardaría en desplazar a su primera profesión. A los 35 años, Vilar se tomó entonces un año libre para escribir. El resultado fue el libro de la polémica.
«Estaba harta de esa lucha de las feministas contra los hombres», dijo Vilar. «Alguien tenía que levantar la voz por ellos», añadió, perpleja por lo que consideraba un cuadro «poco realista» del tema, por la visión «totalitaria y fundamentalista» que exhibía el feminismo. La idea central de su libro es que, contrariamente a lo que la mayoría cree, las mujeres no son sojuzgadas por los hombres, sino que son ellas las que controlan a los hombres, para sacar ventaja de ellos sin que se den cuenta.
«La mujer es una empedernida explotadora que obtiene su bien capital de su mera anatomía», dice en el libro. «Los hombres han sido acostumbrados y condicionados por las mujeres, en forma no muy diferente a lo que hacía Pavlov con su perro, para convertirse en sus esclavos. En compensación por su trabajo las mujeres les dan a los hombres un uso periódico de sus vaginas», apunta Vilar en un párrafo crudamente gráfico. En otros pasajes, señala que las mujeres administran los elogios hacia el hombre como otra forma de asegurarse su control.
Por supuesto, todo el mundo se lanzó a comentar el libro. Bandos a favor y en contra se trenzaron en discusiones interminables. Vilar incluso recibió amenazas. «A pesar de lo que escribí, nunca imaginé el poder al que me iba a enfrentar. Parecía que sólo se podía criticar a las mujeres en voz baja», dijo recientemente.
2005
Si bien el nombre de Vilar quedó en la Argentina asociado a su primer libro, continuó escribiendo y sus obras siguieron dando lugar a la polémica. En «La matemática de Nina Gluckstein», retrata a una mujer cuya historia demuestra que se puede vivir eternamente enamorado de la misma persona. «Speer» es una obra de ficción basada en la vida del arquitecto de Adolf Hitler. «El matrimonio es inmoral» plantea la cuestión del amor frente a la ley, al señalar que el casamiento «es un contrato, y sin ese papel las cosas funcionarían mejor». Para Vilar, firmar un documento escrito «con alguien que dice que confía en tí más que nadie en el mundo es de por sí inmoral». Algunos otros títulos publicados son «El varón polígamo» y «Por favor, Mozart no!»
Al cumplirse más de 25 años del lanzamiento de su primera obra, Vilar hizo una versión revisada, oportunidad en la que le preguntaron si aún existe «el varón domado». «Existe, pero un poco diferente», dijo. «Ahora hay más mujeres que trabajan. Somos más independientes; hemos cambiado un poquito pero no hasta el extremo de no compadecernos a nosotros mismas», añadió.
En el prólogo de la nueva edición, Vilar sostiene que, por absurdo que parezca, los hombres necesitan el feminismo más que sus propias esposas. «Las feministas son las únicas que aún describen a los hombres como a éstos les gusta verse a sí mismos: egocéntricos, obsesionados por el poder, despiadados y sin inhibiciones en lo que se refiere a la satisfacción de sus instintos», explica.
Vilar, siempre mordaz, no duda en afirmar que hombres y mujeres «de ninguna manera pueden ser amigos, a menos que sean homosexuales». Otro tema, seguramente, para discutir en torno a una mesa de café.
A principios de 2017, Finlandia copó las portadas de los medios europeos gracias a la presentación de su programa de renta básica universal. A simple vista, parecía una expresión más del carácter progresista del país nórdico, uno de los pioneros en probar con la fórmula de moda para combatir la automatización del trabajo o mejorar la vida de los ciudadanos, según a quien se preguntase. Pero no hacía falta escarbar mucho para descubrir que en realidad se trataba de una solución para un problema muy concreto: la falta de incentivos para buscar empleo por parte de aquellos que cobraban prestación por desempleo y que en muchos casos perdían dinero si aceptaban un trabajo temporal. En ese momento, el paro se encontraba en el 9,2%, uno de los más altos en los países nórdicos.
Ese fue el motivo por el que, contradiciendo lo que debería ser la renta básica universal, el experimento se puso en marcha con tan solo 2.000 desempleados de entre 25 y 58 años, que recibieron una cantidad aproximada de 560 euros. Aunque el plan inicial contemplaba expandir el programa también a los empleados a partir de 2018, esto no ha ocurrido. Es más, el Gobierno finlandés ha decidido paralizar la financiación del proyecto ante la decepción de los investigadores, que han manifestado que no pueden llegar a conclusiones razonables con tan poco tiempo. “El entusiasmo del Gobierno se está evaporando”, lamentó el doctor Olli Kangas, uno de los diseñadores del programa. Este contaba con que este año recibirían una inversión adicional de entre 40 y 70 millones con el objetivo de analizar las decisiones a largo plazo que los trabajadores tomaban.
Un informe de la OCDE sobre Finlandia aboga por adoptar el modelo del crédito universal y dejar de lado la renta básica universal
La razón aducida por el partido conservador Coalición Nacional es que están barajando otras reformas alternativas del sistema de Seguridad Social finlandés. En concreto, el conocido como sistema de crédito universal, como ha anunciado el viceprimer ministro, Petteri Orpo. Implantado en Reino Unido en 2013, consiste en una simplificación de las prestaciones que une diversos conceptos como la ayuda a la vivienda o al desempleo. Esta decisión se encuentra en línea con un informe recientemente publicado por la OCDE, que analiza la supuesta implantación de la renta básica desde una perspectiva crítica y apuesta por la adopción de este modelo alternativo, que endurece los requisitos para percibir subsidios.
“Aunque una renta básica podría mejorar los incentivos para trabajar, su generalización podría incrementar la pobreza (del 11,4% al 14,1%), ya que requeriría incrementar los impuestos a los salarios en casi un 30% (alrededor de un 4% del PIB)”, señala el informe, publicado el mes pasado. Ese es uno de los argumentos habituales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo: que en determinados contextos —como este—, la renta básica es tan cara que puede provocar que las capas más bajas de la sociedad salgan perdiendo. Aunque reconoce que este escenario puede ser implantado y solucionaría algunos problemas del sistema actual, necesitaría un sensible aumento de los impuestos.
El informe, por lo tanto, es bastante más favorable a la alternativa del sistema de crédito universal, un complemento del “modelo de activación” aprobado por el Parlamento finlandés el pasado mes de diciembre, y según el cual los parados que no sean capaces de encontrar trabajo o aceptar formación en menos de tres meses perderán parte de sus prestaciones. Este escenario “armoniza y reduce las reglas actuales del sistema de prestaciones para personas en edad de trabajar, uniéndolos en una única”. Según los datos del informe, los niveles de pobreza se reducirían hasta un 9,7%. Además, “alivaría la complejidad y reforzaría consistentemente los incentivos laborales para una variedad de circunstancias individuales”.
No cabe duda de que es un modelo que resulta atractivo a otros países europeos con altos niveles de paro y necesidad urgente de reformar su sistema de seguridad social. La página del Ministerio de Empleo español, por ejemplo, dedica una entrada al crédito universal, “un nuevo sistema en el pago de prestaciones sociales que el Reino Unido tiene intención de introducir gradualmente a partir del año 2013”. Como la propia entrada explica, “la reforma también implica cambios en las sanciones y la retirada de prestaciones cuando las personas superan ciertos ingresos”. Es lo que ocurre en Reino Unido, donde los que perciben estas prestaciones las ven reducidas en 63 peniques por libra percibida cuando trabajan más de 16 horas semanales.
El 76% admite que saber que sus prestaciones se pueden ver reducidas si no realizan las actividades acordadas los anima a buscar empleo
Un artículo publicado precisamente en ‘Actualidad Internacional Sociolaboral’, la revista editada por el Ministerio de Empleo, señala que “el crédito universal favorece la búsqueda de empleo”, citando una investigación realizada a tal respecto en el año 2013. Los solicitantes de esta prestación buscaron empleo durante 27,1 horas semanales, “en comparación con las 13,6 horas dedicadas por los solicitantes de la prestación por desempleo”. El artículo recuerda que “el 76% de los solicitantes del crédito universal admiten que saber que sus prestaciones se pueden ver reducidas o detenidas si no realizan las actividades acordadas con su asesor, los anima a buscar empleo”. Ese es el sistema que la OCDE anima a Finlandia a adoptar.
Una llamativa unanimidad
Quizás el mejor resumen de la encrucijada en la que se encuentra en este momento la renta básica universal sea el que realiza en ‘Wired‘ el periodista Joi Ito, autor de ‘Whiplash: How to Survive our Faster Future’, que recuerda que es “un asunto partidista que paradójicamente tiene apoyo por varios partidos”. En España, Podemos fue uno de sus principales valedores, pero en los últimos años ha sido en Silicon Valley donde ha brotado un mayor apoyo a la misma como una herramienta para reducir los efectos de la automatización, lo que ha provocado la reacción de parte de la izquierda.
Como recuerda el economista Miles Krauter, el programa finlandés, llevado a cabo por un Gobierno de derechas, siempre tuvo como objetivo más bien “reducir los gastos en subsidios de desempleo” que aumentar el Estado de bienestar para proporcionar más libertad a los trabajadores, como suelen argumentar los defensores. Es algo en lo que está de acuerdo Ito, al recordar que el Gobierno finlandés “no tenía ningún interés en si la RBU permitiría a la gente conseguir mejores trabajos o formarse para los empleos del futuro”. En definitiva, señala, “lo que comenzó como un creíble experimento de empoderamiento laboral y valores liberales se convirtió en un programa conservador para que la gente volviese a aceptar malos trabajos”.
El filósofo esloveno Slajov Zizek, por ejemplo, la considera el “sueño imposible” de que “el capitalismo se haga funcionar a sí mismo como un sistema socialista”, solucionando al mismo tiempo el problema del desempleo y del consumo. En realidad, argumenta, es una idea “loca” porque refuerza el poder del Estado central en el sistema capitalista, que de esa manera, concediendo dicho privilegio a los ciudadanos, se justifica a sí mismo. Como añadeBen Kunkler, de la Universidad de Melbourne, la RBU puede ser entendida como “un nuevo intento de las fuerzas propietarias para controlar la resistencia”.
Lo que comenzó como un experimento laboral se convirtió en un programa conservador para que la gente volviese a aceptar malos trabajos
Es una de las objeciones más habituales entre la izquierda: que si la renta básica no va asociada con un resurgir del activismo social, corre el riesgo de convertirse en un mecanismo adormecedor que reduce el número de huelgas y favorece una flexibilización aún mayor del mercado de trabajo. Como explica Kunkler, en un momento en el que “la uberización de la fuerza de trabajo se está convirtiendo en la norma, es difícil ver cómo la RBU no terminará provocando que los trabajadores estén más desvalidos y sean más apáticos”. Desde ese punto de vista, esta herramienta serviría tanto para desmontar el Estado de bienestar como para desactivar la reacción social.
Hace dos años, Suiza rechazó en un referéndum la adopción de un programa semejante. En su caso, muchos detractores adujeron que podría provocar un peligroso efecto llamada. Como manifestó el parlamentario del Partido Popular suizoLuzi Stamm, “si ofrecieses a cada individuo una cantidad de dinero fija, tendrías miles de millones de personas intentando mudarse aquí”. Esa era otra de las reservas planteadas por Zizek: que la implantación paulatina de un sistema de renta básica forzaría a los estados a proteger aún más las fronteras y a endurecer los programas de visados, lo que daría lugar a un mundo con más fronteras. Una peculiar unanimidad que pone de acuerdo a la izquierda y la derecha.
Ya he puesto esta canción antes pero es que me encanta. Maria Brink está maravillosa en este vídeo.
I’m the girl you’re thinking about
The one thing you can’t live without
I’m the girl you’ve been waiting for
I’ll have you down on your knees
I’ll have you begging for more
You probably thought I wouldn’t get this far
You thought I’d end up in the back of a car
You probably thought that I’d never escape
I’d be a rat in a cage,
I’d be a slave to this place
You don’t know how hard I fought to survive,
Waking up alone when I was left to die
And you don’t know about this life I’ve lived,
All these roads I’ve walked
All these tears I’ve bled
So how can this be?
You’re praying to me
There’s a look in your eyes,
I know just what that means
I can be, I can be your everything
I can be your whore! I am the dirt you created I am your sinner I am your whore But let me tell you something baby You love me for everything you hate me for
I’m the one that you need and fear
Now that you’re hooked, it’s all becoming clear
That all your judgments that you placed on me
Was a reflection of discovery
So maybe next time when you cast your stones
From the shadows of the dark unknown
You will crawl up from your hiding place
And take a look in the mirror
See the truth in your face
So how can this be?
You’re praying to me
There’s a look in your eyes,
I know just what that means
I can be, I can be your everything
I can be your whore!
I am the dirt you created
I am your sinner
I am your whore
But let me tell you something baby
You love me for everything you hate me for
I am the dirt you created
I am your sinner
I am your whore
But let me tell you something baby
You love me, you want me, you need me!
I can be your whore!
I am the dirt you created
I am your sinner
I am your whore
But let me tell you something baby
You love me for everything you hate me for
I can be your whore!
I can be your whore!
I can be your whore!
But let me tell you something baby
You love me for everything you hate me for
A sus 85 años, el hombre que convirtió en leyenda discográfica el talento de Frank Sinatra, Tony Bennett o Michael Jackson se confiesa. Su colmillo retorcido se clava igual en el autor de ‘Thriller’ que en los Beatles, en Donald Trump que en Harvey Weinstein, en el declive del pop que en el racismo de EE UU. Productor, compositor, trompetista, ejecutivo y eterno amigo de las estrellas, el viejo rey Midas de la escena musical no sabe de medias tintas: una entrevista a tumba abierta.
TANTO EN LO QUE se refiere a su música como a sus modales, Quincy Jones siempre se ha mostrado suave, sofisticado e impecable. No todo el mundo ha conquistado 28 premios Grammy ni ha coproducido los álbumes más vendidos de Michael Jackson. Sin embargo, cara a cara, este pope de la industria musical es, a sus 85 años recién cumplidos, mucho más quisquilloso y complejo. “Nunca he dicho más que la verdad”, afirma Jones, sentado en un sofá de su palaciega residencia de Bel-Air. Y advierte: “No tengo nada que temer, tío”. Esta entrevista es fruto de la transcripción de dos conversaciones mantenidas con Quincy Jones.
En la actualidad, Jones se encuentra inmerso en un prolongado paseo triunfal con un documental de Netflix y un especial de la cadena CBS presentado por Oprah Winfrey a la vista. Vestido con un jersey holgado, un pantalón oscuro y un elegante fular, habla como si no tuviese nada que perder. Cita nombres, reprende, elogia, cuenta y vuelve a contar historias de sus famosísimos amigos. Hasta cuando utiliza palabras duras las pronuncia con encanto, a menudo inclinándose hacia delante para que choquemos los puños y para darme un golpecito en la rodilla. “¡Lo que he vivido!”, exclama, sacudiendo la cabeza maravillado. “Es casi increíble”.
“Michael Jackson robó un montón de canciones. Ahí están ‘State of Independence’ o ‘Billie Jean’. Las notas no mienten, tío. No
se podía ser más maquiavélico”
Trabajó con Michael Jackson más que cualquiera de las personas con las que él tuvo relación. Cuéntenos algo que la gente no sepa del artista. No me gusta nada hablar de esto públicamente, pero Michael robó un montón de material.Robó un montón de canciones. Ahí están State of Independence [de Donna Summer] y Billie Jean. Las notas no mienten, tío. No se podía ser más maquiavélico.
¿Y eso?Era codicioso, tío. Codicioso. En Don’t Stop ‘Til You Get Enough, Greg Phillinganes escribió el interludio. Michael debería haberle dado el 10% de la canción y no se lo dio.
Y aparte de la música, ¿qué idea equivocada se tiene de Michael? Solía meterme mucho con él por lo de la cirugía estética. Él siempre lo justificaba y decía que era porque tenía algún trastorno. Tonterías.
¿Hasta qué punto la fama encubría sus problemas? ¿Se refiere a su aspecto? Michael tenía un problema con él porque su padre le decía que era feo y lo maltrataba. ¿Qué se podía esperar?
Es una yuxtaposición curiosa. Con lo alegre que era su música y, en cambio, a medida que pasa el tiempo, su vida parece cada vez más triste y extraña. Sí, pero al final el problema de Michael era el propofol, y ese problema afecta a todo el mundo aunque seas famoso. Las grandes farmacéuticas que producen OxyContin y toda esa mierda son un asunto grave. Durante ocho años frecuenté la Casa Blanca, cuando estaban allí los Clinton, y descubrí cuánta influencia tiene el sector. No es ninguna broma.
¿Por qué se les sigue teniendo a los Clinton una aversión tan visceral? ¿Qué es lo que la gente no ve en Hillary, por ejemplo, que usted sí? Es porque tiene más de una cara. Cuando tienes secretos, se vuelven contra ti.
¿Como cuáles? Esa es otra cosa de la que no debo hablar.
Desde luego, parece que sabe muchas cosas.Demasiadas, tío.
¿Y quién lo mató? [El mafioso de Chicago Sam] Giancana. Existía una conexión entre Sinatra, la Mafia y Kennedy. Joe Kennedy, que era un mal tipo, fue a Frank para que hablase con Giancana para conseguir votos.
Ya había oído antes la teoría de que la Mafia ayudó a ganar Illinois para Kennedy en 1960. No deberíamos hablar de esto públicamente. ¿De dónde es usted?
De Toronto. Yo estuve en el concierto en el Massey Hall.
¿De verdad? ¿En el concierto de Charlie Parker con Mingus y demás? Sí, tío. Después vi el contrato. En total, la banda ganó 1.100 dólares. Nunca lo olvidaré. En su momento no fue más que un concierto de tantos. Nada para la historia. Lo mismo que Woodstock. Tito Puente me dijo que quería actuar allí. Esos festivales no son lo mío. Elon Musk sigue intentando conseguir que vaya a Burning Man. No, gracias. Pero ¿quién iba a saber lo que acabaría siendo Woodstock? Jimi Hendrix estuvo allí jodiendo el himno nacional.
¿No se suponía que Hendrix iba a tocar en Gula Matari? Sí, se suponía que iba a tocar en mi álbum, pero se rajó. Le ponía nervioso tocar con Toots Thielemans, Herbie Hancock, Hubert Laws y Roland Kirk, que eran unos tipejos de cuidado. Toots era uno de los solistas más jodidamente grandes que han existido. Los tíos que participaban en mis discos eran la hostia, y Hendrix no quería tocar con ellos.
¿Qué pensó cuando escuchó rock por primera vez? El rock no es más que una versión blanca del rhythm and blues. Ya sabe que conocí a Paul McCartney cuando él tenía 21 años.
¿Cuál fue su primera impresión de The Beatles?Que eran los peores músicos del mundo. Los cabrones no podían tocar. Paul era el peor bajista que había oído jamás. ¿Y Ringo? Mejor no hablar. Me acuerdo de una vez que estábamos en el estudio con George Martin, y Ringo había estado tres horas con algo de cuatro compases que estaba intentando arreglar en un tema. No pudo. Le dijimos que por qué no se tomaba una cerveza, comía algo, descansaba una hora y media y se relajaba un poco. Lo hizo y llamamos a Ronnie Verrell, un batería de jazz. Ronnie vino, estuvo 15 minutos y lo bordó. Cuando Ringo regresó, le pidió a George que volviese a tocarlo. George lo tocó y Ringo dijo que no sonaba tan mal. Yo le contesté: “Claro, cabrón, es que no es tuyo”. Pero era un gran tipo.
¿Hay algún músico de rock que le haya parecido bueno? Me gustaba el grupo de Eric Clapton. ¿Cómo se llamaba?
Cream. Sí. Sabían tocar. Pero ¿a que no sabe quién canta y toca igual que Hendrix?
¿Quién? Paul Allen.
A ver, un momento, ¿se refiere al tipo de Microsoft? Pues sí, tío. Hice un viaje en su yate. Había invitado a David Crosby, Joe Walsh, Sean Lennon…, a todos esos cabronazos pirados. Los últimos dos días llegó Stevie Wonder con su grupo. Hizo que Paul saliese y tocase con ellos. Es bueno, tío.
Frecuenta esos círculos sociales de élite y la labor humanitaria siempre ha sido importante para usted. ¿Le parece que esos megarricos se preocupan tanto por los pobres como a usted le gustaría? No, los ricos no hacen lo suficiente. No les importa un carajo. Yo vengo de la calle, y me preocupo por los niños que no tienen lo que necesitan porque me siento uno de ellos. Esta otra gente no sabe lo que es ser pobre, así que no les preocupa.
¿Vivimos en un país mejor que cuando usted empezó su labor humanitaria hace 50 años? No. Estamos peor que nunca, pero por eso la gente está intentado mejorar las cosas. Con el feminismo, las mujeres dicen que no van a seguir tragando. La gente combate el racismo. Dios nos está poniendo a los malos delante de los ojos para que la gente contraataque.
Últimamente nos hemos estado enterando de lo destructiva que puede ser la industria del espectáculo para las mujeres. Dado que usted ha trabajado en este mundillo al más alto nivel durante tantos años, ¿le ha sorprendido lo que ha salido a la luz recientemente? Nada, tío. Las mujeres y los hermanos negros han tenido que aguantar muchas cosas jodidas. Los dos tenemos que vérnoslas con el techo de cristal.
¿Qué tiene que decir del supuesto comportamiento de su amigo Bill Cosby? ¿Es difícil encajar las acusaciones contra él con la persona que usted conoce? Lo hacían todos. Brett Ratner, [Harvey] Weinstein. Weinstein es un cabrón de tomo y lomo. No ha devuelto ni una de mis cinco llamadas. Es un matón.
“Dejé de beber hace dos años
y ahora mismo me siento como
si tuviese 19. Nunca he sido
tan creativo. No sé cómo explicarlo…, menuda vida”
¿Y qué hay de Cosby? ¿Qué hay de qué?
¿Le sorprendieron las acusaciones? No podemos hablar de eso públicamente, tío.
Si pudiese solucionar un problema del país con solo chascar los dedos, ¿cuál sería? El racismo. He sido testigo del racismo durante mucho tiempo, desde la década de 1930 hasta el día de hoy. Hemos avanzado mucho, pero nos falta mucho por hacer. El sur siempre ha sido muy jodido, pero allí uno sabe dónde está. En el norte, el racismo está disfrazado. Nunca sabes en qué lugar estás. Por eso lo que pasa ahora está bien, porque personas que antes no decían que eran racistas, lo dicen. Ahora lo sabemos.
¿Qué ha provocado esta situación? ¿Solo el trumpismo? Trump y los paletos ignorantes. Lo único que hace Trump es decirles lo que quieren oír. Antes tenía relación con él. Es un hijo de puta y está loco. Es una persona intelectualmente limitada, megalómana y narcisista. No lo soporto. Yo salí con Ivanka, ¿sabe?
No me diga. ¿De verdad? Pues sí. Hace 12 años. Tommy Hilfiger, que trabajaba con mi hija Kidada, me dijo que Ivanka quería cenar conmigo. Le contesté que ningún problema, que la tía estaba muy buena. Tenía las piernas más bonitas que he visto en mi vida, pero el padre equivocado.
¿Cree que su amiga Oprah sería una buena presidenta? No creo que se deba presentar. No tiene lo que hay que tener para ello. Si no has sido gobernador de un Estado, consejero delegado de una empresa o general del ejército, no sabes cómo dirigir a la gente.
Ella es consejera delegada de una empresa. El director de una orquesta sinfónica sabe mejor cómo liderar que la mayoría de los empresarios; mejor que Trump, que no tiene ni idea. Alguien que sepa de verdad de liderazgo no tendría a tanta gente en contra como tiene él. Trump es un jodido idiota.
En lo que se refiere a la raza, ¿Hollywood funciona tan mal como el resto del país? Sé que cuando empezó a escribir música para películas, oía a los productores decir cosas como que no querían partituras “tipo blues”, lo cual era claramente un racismo velado. ¿Sigue encontrándose con esa clase de racismo? Sí, las cosas siguen jodidas. En 1964, cuando estaba en Las Vegas, había sitios a los que se suponía que no podía entrar porque era negro, pero Frank [Sinatra] lo arregló. Para que las cosas cambien hacen falta esfuerzos individuales como ese. Hace falta que los blancos pregunten a los demás blancos si de verdad quieren ser racistas, si de verdad creen en ellos. Pero cada sitio es diferente. Cuando voy a Dublín, Bono quiere que me quede en su castillo, porque Irlanda es muy racista. Bono es mi hermano, tío. Le puso mi nombre a su hijo.
¿U2 siguen haciendo buena música? [Niega con la cabeza].
¿Por qué no? No lo sé. Quiero a Bono con toda mi alma, pero el grupo está sometido a demasiada presión. Está haciendo una buena labor en todo el mundo. Colaborar con él y con Bob Geldof para que se reduzca la deuda ha sido una de las cosas más importantes que he hecho. Más o menos como We Are the World.
Dígame algo en lo que haya trabajado que debería haber sido más importante. Pero ¿qué coño dice? Nunca he tenido ese problema. Todos mis trabajos han sido importantes.
Desde un punto de vista estrictamente musical, ¿de qué está más orgulloso de todo lo que ha hecho? De que todo lo que puedo sentir lo puedo traducir en una partitura. No hay mucha gente capaz de hacerlo. Puedo conseguir que un grupo suene como canta un cantante. En eso consisten los arreglos, y es un gran don. No lo cambiaría por nada.
Hace algunos años se citaba una supuesta declaración suya (no he podido encontrar la fuente, así que a lo mejor la cita es apócrifa) en la que menospreciaba el rap diciendo que era un puñado de bucles de cuatro compases. ¿Sigue manteniendo esa opinión? Es verdad que el rap es así. Es la misma frase una y otra vez. El oído necesita la melodía adecuada; hay que darle siempre algo atractivo, porque la mente desconecta cuando la música no cambia. La música hecha así es extraña. Hay que lograr que el oído esté ocupado.
¿Hay algún ejemplo en su trabajo, a lo mejor con Michael, que ilustre esto que dice? Sí, el mejor ejemplo de un intento mío de fomentar los principios musicales del pasado —me refiero al bebop— es Baby Be Mine. [Tararea la melodía de la canción]. Es Coltrane convertido en canción pop. Me refiero a conseguir que los jóvenes escuchen bebop. El jazz está en la cumbre de la jerarquía musical porque los músicos aprendieron todo lo que podían de música. Siempre que me encontraba con Coltrane, él llevaba el libro de Nicolas Slonimsky.
Sí, se sabe que estaba obsesionado con el Thesaurus of Scales and Melodic Patterns[Tesauro de escalas y patrones melódicos]. ¿Se refiere a él, verdad? Sí, eso es. Ahora sí que está sacando temas interesantes. Todo lo que tocó Coltrane en algún momento estaba en el tesauro. De hecho, cerca del principio del libro hay un ejemplo de dodecafonía. Es Giant Steps. Todo el mundo piensa que la compuso Coltrane, pero no fue él. Fue Slonimsky. Ese libro hizo que todos los músicos de jazz improvisasen con esa dodecafonía. Coltrane lo llevó encima hasta que se le cayeron las páginas.
Cuando Coltrane empezó a ir más allá con la música…Giant Steps.
Bueno, más allá incluso, como en Ascension. No se puede ir más allá de los 12 tonos, y Giant Steps es dodecafónica.
Pero cuando tocaba utilizando un sistema atonal…No, no, no. Incluso en eso había una gran influencia de Alban Berg. Es lo más lejos que se puede llegar.
¿Percibe el espíritu del jazz en el pop actual? La gente ha renunciado a él para correr tras el dinero. Cuando lo que te interesa es el vodka Cîroc, la ropa Phat Farm y toda esa basura, Dios sale de la habitación. Nunca en mi vida he hecho música para lograr fama o dinero. Ni siquiera con Thriller. Ni hablar. Dios se aparta de tu lado cuando piensas en el dinero. Puedes gastarte un millón de dólares en una partitura para piano y que esta no te reporte otro millón. Las cosas no funcionan así.
¿La música pop actual es innovadora? Para nada. No es más que bucles, pulso, ritmo y ganchos. ¿Qué puedo yo aprender de ellos? No hay ni una jodida canción. La canción es el poder, y el cantante es el mensajero. Ni el mejor cantante del mundo puede salvar una mala canción. Lo aprendí hace más de 50 años, y esa es la gran lección que aprendí como productor. Si no tienes una buena canción, da lo mismo de qué la rodees.
¿Cuál ha sido su mayor innovación musical? Todo lo que he hecho.
¿Todo lo que ha hecho es innovador? Todo ha sido algo de lo que me podido enorgullecer, absolutamente todo. Ha sido un contraste asombroso de géneros. Desde que era muy joven he tocado toda clase de música: música para el bar mitzvah, marchas de Sousa, música para clubes de striptease, jazz, pop, todo. No tuve que aprender nada para trabajar con Michael Jackson.
¿Cuál es la causa de que las canciones no sean tan buenas como antes? La mentalidad de las personas que componen la música. Actualmente, los productores ignoran todos los principios musicales de las generaciones pasadas. Es ridículo. Las cosas no funcionan así; se supone que tienes que utilizar todo lo que te proporciona el pasado. Si sabes de dónde vienes, es más fácil llegar a donde quieres ir. Tienes que entender de música para conmover a la gente y convertirte en la banda sonora de su vida. ¿Me deja que le cuente cuál ha sido uno de los mejores momentos de mi vida?
Por supuesto. Fue la primera vez que se celebró el cumpleaños de Martin Luther King en Washington. Stevie Wonder era el responsable y me pidió que fuese el director musical. Después de actuar, fuimos a una recepción y se nos acercaron tres señoras. La mayor llevaba Sinatra at the Sands, con arreglos míos; su hija llevaba mi álbum The Dude, y la hija de esta, Thriller. Tres generaciones de mujeres diciéndome que esos eran sus discos favoritos. Fue muy emotivo.
Estoy intentando concretar cuál cree usted que es específicamente el problema del pop actual. ¿Es la falta de formación musical académica por parte de los músicos? Sí. Y además, ni siquiera les importa no tenerla.
¿Y quién está haciendo cosas que merecen la pena?Bruno Mars, Chance the Rapper, Kendrick Lamar. Me gusta dónde tiene la cabeza Kendrick. Tiene los pies en el suelo. Chance también. Y el disco de Ed Sheeran es fantástico. Sam Smith, que no oculta en absoluto su homosexualidad, me encanta. Mark Robson es un músico que sabe producir.
Dejando al margen la calidad de las canciones contemporáneas, ¿hay algún aspecto técnico o alguna técnica de producción sonora que transmitan alguna sensación de novedad? No, no hay nada nuevo. Los productores son vagos y codiciosos.
¿Ve un futuro en el mundo de la música? El mundo de la música ya no existe. Si esa gente hubiese prestado atención a Shawn Fanning hace 20 años, ahora no tendríamos estos problemas. Pero en el negocio de la música sigue habiendo demasiados contables de la vieja escuela. No se puede ser así. No puedes ser de esos que siempre están diciendo: “En mis tiempos…”.
Ahora está hablando de negocios, no de música, pero —y lo digo con todos mis respetos— ¿no le parece que alguna de sus ideas sobre música es también de la clase “en mis tiempos…”? Existen principios musicales, tío. Hoy día los músicos no son capaces de sacar todo el partido a la música porque no han hecho los deberes con el lóbulo izquierdo del cerebro. La música es emoción y ciencia. La emoción no hace falta practicarla, porque sale de forma natural. Con la técnica es diferente. Si en el piano no sabes poner el dedo entre el mi y el fa y el si y el do, no puedes tocar. Sin técnica solamente puedes llegar hasta un punto. La gente se limita a sí misma. ¿Acaso esos músicos conocen el tango? ¿Y la macumba? ¿Y la música yoruba? ¿Y la samba, la bossa nova y el chachachá?
¿Se acostó con ellos? ¿Cómo lo sabe? [Frunce el ceño] Venga, tío. Le importaba un carajo. ¿Le gusta la música brasileña?
Sí, pero no conozco mucho aparte de Jorge Ben y Gilberto Gil. Gilberto Gil y Caetano Veloso son los reyes. ¿Sabe?, todos los años voy a las favelas. Esos tíos tienen una vida difícil, pero son gente dura. Si piensa que aquí las cosas están mal, aquello es peor.
“La canción es el poder y el cantante es el mensajero. Ni el mejor cantante del mundo puede salvar una mala canción. Aprendí esa gran lección hace 50 años”
He leído que cuando era joven solía llevar pistola.Pues sí.
¿La disparó alguna vez? Sí.
¿Contra qué? [Sonríe] Solo para practicar.
Permítame que le haga una pregunta poco usual. En su autobiografía hay un capítulo en el que habla de… ¿Lo de ser un perro?
No estaba pensando en eso, pero, bueno, también aparece en el libro. Estaba pensando en un capítulo en el que cuenta que sufrió un colapso nervioso poco después de Thriller. A menudo habla de sus mejores momentos. Me pregunto si podría contar algo de sus momentos peores. Lo que pasó fue que yo era uno de los productores de El color púrpura. Spielberg y yo seguimos siendo buenos amigos. Es un tipo genial. Me encantó trabajar con él.
Sí, bueno, pero ¿qué pasó en El color púrpura que le provocó la crisis? Lo que pasó fue que yo era uno de los productores de la película y, cuando terminamos de rodar, todos se fueron de vacaciones. Todos menos yo. Yo tuve que quedarme en casa y escribir una hora y 55 minutos de música para la cinta. Estaba tan cansado que no podía ver. Me sobrecargué de trabajo y eso me pasó factura. Uno aprende de sus errores y yo aprendí que no podía volver a hacer algo así.
Está a punto de cumplir 85 años. ¿Le asusta el final? No.
¿Qué cree que sucede cuando uno muere? Pues que se ha ido.
¿Es religioso? Para nada. Conocí a Romano Mussolini, el pianista de jazz hijo de Benito Mussolini. Solíamos pasar la noche improvisando. Él me contó de dónde venían los católicos. Los católicos tienen una religión basada en el miedo, el humo y el asesinato. Y no hay mayor timo que la confesión. Cuentas tus malas acciones y todo arreglado. Venga ya. Y en casi cualquier sitio del mundo al que vas, los edificios más grandes son las iglesias católicas. Es dinero, tío. Qué jodido.
Hablando de dinero, tengo una pregunta grosera. La primera mitad de su carrera se dedicó al jazz, que no es especialmente lucrativo. ¿Cuándo empezó a ganar dinero de verdad? Cuando empecé a producir para Lesley Gore. Yo era el primer vicepresidente negro de una casa discográfica [Mercury], lo cual era genial, excepto porque supuso que no me pagaron por producir para ella. Pero después de eso, en la década de 1970, cuando empecé a producir para otros artistas y luego para Michael, por supuesto, me dio un montón de dinero. También gané un montón con las producciones para televisión. El príncipe de Bel-Air fue una barbaridad para mí. Mad TV se emitió 14 años. Los ingresos por la redifusión son geniales, tío.
¿Cómo influyó su educación —los problemas con su madre y el hecho de crecer en la verdadera pobreza— en su manera de ver el éxito? Sí que influyó. Valoro la suerte que tengo porque sé lo que es no tener nada.
¿Piensa mucho en su madre? Todo el tiempo. Murió en un hospital psiquiátrico. Era una mujer brillante, pero nunca tuvo la ayuda que necesitaba. Su demencia precoz se podría haber curado con vitamina B, pero no podía conseguirla porque era negra.
¿Qué es lo más ambicioso que le queda por hacer?Qwest TV. Será un programa musical de Netflix. Tendrá la mejor música de todos los géneros del mundo. Así que si todos los chicos buscan lo mejor de lo mejor para escuchar, ahí lo tendrán. La verdad es que no me puedo creer que todavía esté participando en cosas así. Dejé de beber hace dos años y me siento como si tuviese 19. Nunca he sido tan creativo. No sé cómo explicárselo. Menuda vida…