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Según el capitalismo, solo los mejores y más brillantes llegan al éxito.

Por qué España va mal

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España va mal porque yo no me esperé a decirle al dueño de un coche azul, y a la media docena de vehículos que estaban mal aparcados en el parking gratuito del HiperDino -un supermercado de Tías, Lanzarote, Islas Canarias- que así por la vida no se puede ir. Que no puede llegar con tu carro y decir ahí lo aparco y el que llegue después que se joda, que aparca fuera y que le den por culo.

Que la desfachatez, la mezquindad, la falta de respeto, la ausencia de civismo y la estulticia es lo que nos convierte en un país estéril y sin esperanzas.

Pero lo que de verdad nos está hundiendo es el silencio, el mutismo, el mirar hacia otro lado, la estrategia de evitar el problema en vez de encararlo, y sobretodo un ejercicio titánico de autocrítica y de perdón.

Quizás este del coche azul tenía una coartada, me puedo imaginar media docena de ellas para justificar plausiblemente un aparcamiento así, perezoso, a la primera, con prisas y urgencia. La hipótesis de la excepción… pero cuando es medio parking el que alberga coches aparcados así a la ligera, la hipótesis de la excepción se convierte en la constatación de la podredumbre.

Porque quizás mañana yo diga, que carajo, me voy a comer la cabeza para meter mi carro entre las líneas, si nadie lo hace, no voy a ser yo el único tonto que gaste goma. Ese día estaré vencido, y habré entrado en el lado oscuro de la fuerza.

Siempre he estado preocupado por evitar que ese lado oscuro me atrapase. Pero es que eso ya no es suficiente. No lo es.

Ahora hay que enfrentarlo.

Hay que decir basta. Pero dejemos ya de mirar a los políticos, al Rajoy, al Zapatero y a la madre que los parió. Mirémonos al espejo y preguntemos al reflejo quiénes somos y cual es el puto motivo de nuestra existencia.

Es hora de ponerle la cara colorada a nuestros vecinos… empezando por nosotros mismos. Porque si no comenzamos ya a hacerlo esto se va a acabar convirtiendo en un asqueroso «sálvese quién pueda» y el monstruo del Leviatán se cernirá sobre nuestras cabezas.

Yo voy a preparar unos papelitos… media docena, para dejárselos en el limpiaparabrisas, con algo escrito:

¿Se ha preguntado alguna vez usted que gana con su falta de civismo?

http://moleskinefools.blogspot.se/2014/01/por-que-espana-va-mal.html

NO LO HE ESCRITO YO PERO PODRÍA SER MÍO PERFECTAMENTE.

LA ZONA FANTASMA. 12 de enero de 2014. La baraja rota – Javier Marías

Yo ya no sé si, entre el grueso de la población, muchos se acuerdan de cómo nos regimos, ni de por qué. Cuando se decide convivir en comunidad y en paz, se produce, tácitamente o no, lo que suele conocerse como “contrato o pacto social”. No es cuestión de remontarse aquí a Hobbes ni a Locke ni a Rousseau, menos aún a los sofistas griegos. Se trata de ver y recordar a qué hemos renunciado voluntariamente cada uno, y a cambio de qué. Los ciudadanos deponen parte de su libertad de acción individual; abjuran de la ley del más fuerte, que nos llevaría a miniguerras constantes y particulares, o incluso colectivas; se abstienen de la acumulación indiscriminada de bienes basada en el mero poder de adquirirlos y en el abuso de éste; evitan el monopolio y el oligopolio; se dotan de leyes que ponen límites a las ansias de riqueza de unos pocos que empobrecen al conjunto y ahondan las desigualdades. Se comprometen a una serie de deberes, a refrenarse, a no avasallar, a respetar a las minorías y a los más desafortunados. Se desprenden de buena parte de sus ganancias legítimas y la entregan, en forma de impuestos, al Estado, representado transitoriamente por cada Gobierno elegido (hablamos, claro está, de regímenes democráticos). Por supuesto, dejan de lado su afán de venganza y depositan en los jueces la tarea de impartir justicia, de castigar los crímenes y delitos del tipo que sean: los asesinatos y las violaciones, pero también las estafas, el latrocinio, la malversación del dinero público e incluso el despilfarro injustificado.

A cambio de todo esto, a cambio de organizarse delegando en el Estado –es decir, en el Gobierno de turno–, éste se compromete a otorgar a los ciudadanos una serie de libertades y derechos, protección y justicia. Más concretamente, en nuestros tiempos y sociedades, educación y sanidad públicas, Ejército y policía públicos, jueces imparciales e independientes del poder político, libertad de opinión, de expresión y de prensa, libertad religiosa (también para ser ateo). Nuestro Estado acuerda no ser totalitario ni despótico, no intervenir en todos los órdenes y aspectos ni regularlos todos, no inmiscuirse en la vida privada de las personas ni en sus decisiones; pero también –es un equilibrio delicado– poner barreras a la capacidad de dominación de los más ricos y fuertes, impedir que el poder efectivo se concentre en unas pocas manos, o que quien posee un imperio mediático sea también Primer Ministro, como ha sucedido durante años con Berlusconi en Italia. Son sólo unos pocos ejemplos.

Lo cierto es que nuestro actual Gobierno del PP y de Rajoy, en sólo dos años, ha hecho trizas el contrato social. Si se privatizan la sanidad y la educación (con escaso disimulo), y resulta que el dinero destinado por la población a eso no va a parar a eso, sino que ésta debe pagar dos o tres veces sus tratamientos y medicinas, así como abonar unas tasas universitarias prohibitivas; si se tiende a privatizar el Ejército y la policía, y nos van a poder detener vigilantes de empresas privadas que no obedecerán al Gobierno, sino a sus jefes; si el Estado obliga a dar a luz a una criatura con malformaciones tan graves que la condenarán a una existencia de sufrimiento y de costosísima asistencia médica permanente, pero al mismo tiempo se desentiende de esa criatura en cuanto haya nacido (la “ayuda a los dependientes” se acabó con la llegada de Rajoy y Montoro); es decir, va a “proteger” al feto pero no al niño ni al adulto en que aquél se convertirá con el tiempo; si las carreteras están abandonadas; si se suben los impuestos sin cesar, directos e indirectos, y los salarios se congelan o bajan; si los bancos rescatados con el dinero de todos niegan los créditos a las pequeñas y medianas empresas; si además la Fiscalía Anticorrupción debería cambiar de una vez su nombre y llamarse Procorrupción, y los fiscales y jueces obedecen cada día más a los gobernantes, y no hay casi corrupto ni ladrón político castigado; si se nos coarta el derecho a la protesta y la crítica y se nos multa demencialmente por ejercerlo…

Llega un momento en el que no queda razón alguna para que los ciudadanos sigamos cumpliendo nuestra parte del pacto o contrato. Si el Estado es “adelgazado” –esto es, privatizado–, ¿por qué he de pagarle un sueldo al Presidente del Gobierno, y de ahí para abajo? ¿Por qué he de obedecer a unos vigilantes privados con los que yo no he firmado acuerdo? ¿Por qué unos soldados mercenarios habrían de acatar órdenes del Rey, máximo jefe del Ejército? ¿Por qué he de pagar impuestos a quien ha incumplido su parte del trato y no me proporciona, a cambio de ellos, ni sanidad ni educación ni investigación ni cultura ni seguridad directa ni carreteras en buen estado ni justicia justa, que son el motivo por el que se los he entregado? ¿Por qué este Gobierno delega o vende sus competencias al sector privado y a la vez me pone mil trabas para crear una empresa? ¿Por qué me prohíbe cada vez más cosas, si es “liberal”, según proclama? ¿Por qué me aumenta los impuestos a voluntad, si desiste de sus obligaciones? ¿Por qué cercena mis derechos e incrementa mis deberes, si tiene como política hacer continua dejación de sus funciones? ¿Por qué pretende ser “Estado” si lo que quiere es cargárselo? Hemos llegado a un punto en el que la “desobediencia civil” (otro viejo concepto que demasiados ignoran, quizá habrá que hablar de él otro día) está justificada. Si este Gobierno ha roto el contrato social, y la baraja, los ciudadanos no tenemos por qué respetarlo, ni que intentar seguir jugando.

JAVIER MARÍAS
http://javiermariasblog.wordpress.com/category/la-zona-fantasma/

Averigua lo que dice tu mierda

Las heces que emite una persona, son un mundo. Ovaladas, alargadas, redondas, pequeñas, grandes… con variación de formas a lo largo del día e incluso con breve espacio de tiempo de diferencia. Esta diversidad, es algo a lo que se dedicaron a estudiar Lewis y Heaton, creando una escala que nos permite identificar el tipo de heces de cada persona y que nos informara sobre el estado de salud. Conozca cómo es su mierda.

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Las heces son un buen indicador del estado de nuestro intestino y de nuestra salud, ya que son buenos indicadores de infecciones bacterianas, problemas metabólicos, hormonales… Habitualmente existe una correlación directa entre la forma/consistencia de las heces y la cantidad de tiempo que ha pasado en el colon (debido a muchos factores como la hidratación, estreñimiento o falta de la dieta, etc.)

La escala de heces de Bristol, es una tabla visual empleada en medicina, destinada a la clasificación de la heces humanas en 7 grandes grupos.
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Desarrollada en 1997 por Lewis y Heaton en 1997 en la Universidad de Bristol, buscaba conocer la velocidad del tránsito intestnal con el objetivo de desarrollar una escala, que fuera sensible a los diferentes tiempos del tránsito intestinal.

Con la ayuda de 66 voluntarios omnívoros de entre 15 y 62 años; que no hubieran tenido antecedentes en los últimos tres meses de toma de antibióticos ni ningún problema médico de significancia o que tomaran anticonceptivos en el caso de las mujeres, fueron sometidos durante 9 días a un seguimiento, en el que alimentados con una dieta normal, deberían de emplear unos diarios un tanto especiales, donde deberían de anotar el número de veces que defecaban, así como la forma o apariencia de cada deposición en una escala de hasta 7 puntos.

Una vez, pasados los días de control, los voluntarios se sometían a otro proceso de 9 días, pero que consistía en la toma de un laxante (Senokot) o de un antidiarreico como la Loperamida, siendo ambos grupos llevados a la máxima dosis tolerada, para ver cómo reaccionaba el tránsito intestinal y por tanto las veces que defecaban y las formas que obtenían.

Como resultado obtuvieron la famosa escala de hasta 7 puntos que comentábamos anteriormente.

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Tipo 1: Trozos duros separados, como nueces, que pasan con dificultad.

Son aquellas heces que han pasado un mayor tiempo en el tracto intestinal y en general, tienen un paso más complejo, siendo además, un síntoma de estreñimiento, deshidratación… con dietas pobres en fibra, en general propias de una vida no muy saludable.

Tipo 2: Como una salchicha pero grumosa.

Heces que indican una posible deshidratación, donde hay un estreñimiento bastante evidente y que generalmente suelen ser complicadas de expulsar.

Tipo 3: Con forma de morcilla con grietas en la superficie.

Es uno de los estados que podríamos considerar normales, aunque no se considera óptimo.

Tipo 4: Como una salchicha; o serpiente, lisa y blanda.

¡¡ Felicidades!! ¡¡Es la mierda ideal !!

Sí, lo ha logrado. Ha logrado la mierda ideal, suaves y lisas, salen como una serpiente (diámetro de 1 a 2 cm), propio de dietas equilibradas e hidratadas, la normal y saludable, donde habitualmente defeca 1 vez al día.

Tipo 5: Trozos de masa pastosa con bordes definidos, que son defecados fácilmente.

Son heces que pasan bastante fácil por el digestivo, aunque son trozos pastosos, que generalmente se acaban expulsando después de las comidas fuertes del día.

Tipo 6: Fragmentos blandos y esponjosos con bordes irregulares y consistencia pastosa.

Propios de una diarrea en potencia, con trozos blandos y esponjosos y con bordes irregulares. A pesar de esto, también pueden ser indicativos de que ha estado aguantando a ir al baño, porque no lo tenía cerca.

Tipo 7: Acuosa, sin pedazos sólidos, totalmente líquida.

La ha cagado, tiene diarrea. Ha llegado el momento de que compre acciones de Fortasec, Lopex, Imodium o cualquier fabricante de Loperamida.

Validación de la escala

Algo curioso que observaron al desarrollar la escala, es que el tránsito intestinal lento era sorprendentemente común en la población campesina que comía una dieta rica en fibra, lo cual era sorprendente también que estas personas eran bastante “resistentes”, con una complexión delgadas y eran muy propensas a los cálculos biliares de colesterol.

La facilidad de uso de esta escala, la explican Mínguez Pérez y Benages Martínez (2009) “El paciente únicamente tiene que seleccionar el tipo de heces que, por el dibujo y la descripción, más se aproxima a la forma y consistencia de las heces observadas tras la deposición”.

Posteriormente para validad los resultados, se realizó el estudio en la ciudad de Bristol con 838 hombres y 1.059 mujeres y se observaron que el tipo de defecación más habitual era el tipo 4, que las deposiciones sin prisas se asocian al tipo 3 o 4 y que las deposiciones de urgencia en el 80% son de tipo pastoso (6-7).

La facilidad de uso de la escala, ha hecho que se haya ido incorporando a la práctica clínica para la evaluación de aquellos pacientes con síndrome del intestino irritable, pacientes con HIV e incontinencia fecal y es la única escala que tiene consenso entre la mayoría de grupos poblaciones gracias a las diferentes adaptaciones de la escala en el resto de países donde se ha observado que presenta resultados similares o prácticamente iguales a los originales.

Más

– Lewis SJ, Heaton KW. 1997. Stool form scale as a useful guide to intestinal transit time. Scand J Gastroenterol. 1997 Sep;32(9):920-4.

– Mínguez Pérez y Benages Martínez (2009) The Bristol scale – a useful system to assess stool form? Rev Esp Enferm Dig. 2009 May;101(5):305-11 – PDF

– Delgado-Aros y Soria de la Cruz – Capítulo 17. Estreñimiento idiopático simple. Tratamiento de las enfermedades gastroenterológicas.

http://cienciasycosas.wordpress.com/2013/12/14/que-dicen-las-heces-sobre-nuestra-salud/

Els joves (The young ones)

Hoy me han venido a la cabeza algunas series esperpenticas pero terriblemente divertidas que veía en mi adolescencia a principios de los 90 en TV3. Muchas eran series del Reino Unido que se habían rodado 10 años antes pero habían tardado en llegar a España. Una de ellas es «Els joves» (The young ones). La serie refleja lo que era la sociedad inglesa a principios de los 80. Os la recomiendo.

La educación privada ¿promueve la mediocridad educativa nacional?

Algunas personas tienen la idea de que educación privada, quivale a educación para ricos, una educación buena y llena de cosas positivas. Tal vez sea que la gente cree que por pagar va a recibir algo excelente, cuando el diseño económico de la educación privada incentiva la mediocridad educativa. Entendamos cómo funciona.

Los abolicionistas del siglo XXI
Econolandia era un país de finales del siglo XXI donde la educación era gratuita y obligatoria, pues los abuelos pensaron que como la educación abre las puertas para el empleo, lo mejor sería ser educativamente competitivos en el resto del planeta en una economía globalizada, pues competir por un empleo era algo que ya los abuelos habían vivido a principios del siglo. Pero entre los nietos estaban aquellos abolicionistas que pensaban que los abuelos tenían ideas obsoletas y que ellos eran mejores y más brillantes que los abuelos que tenían esas ideas cuadradas del bien común.

Entonces se aferraron al cliché de que todo lo que hace el gobierno está mal, y empujaban la idea de que la educación privada era mejor por el simple hecho de que pagabas más. Estos jóvenes abolicionistas tuvieron éxito y de pronto la educación pública desapareció.

Si eras un pobre sin dinero, estabas condenado a la ignorancia, a no poder aprender lo que necesitarías para conseguirte un mejor empleo y poder ascender socialmente. Si eras de clase media, te costaría pero podrías pagar la educación para ir avanzando muy lentamente, y los ricos evidentemente eran los que tenían los negocios educativos que les dejaban bastante pasta.

Desincentivo para la excelencia
Como bien sabes, si una persona reprueba, se desanima y tendría menos motivos para matricular. Pero como los ingresos del negocio educativo dependen de que quieras matricular, tienen que hacerte la cosa fácil para que sigas matriculando, de modo que los profesores ya no pueden ponerte una calificación de cero por tu proyecto infinitamente mediocre y deficiente, y tendrían que hacer los exámenes fáciles y si todos en el aula eran unos vagos, entonces el profesor tendría que hacer una «curva» para lograr que un porcentaje apruebe el curso. Los cursos que pocos aprueban serían mal vistos, y la rectoría o dirección verían ese curso como una amenaza a los ingresos del negocio.

Entonces, ¿de donde era que venía aquello de que te exigían más en una educación privada? Es que los tatarabuelos del siglo XIX tenían la extraña idea de que en la educación se debía exigir al alumno, en lugar de que el alumno exija. Los padres de familia que visitaban al profesor y recibian quejas de que su hijo perdía el tiempo en clase, terminaban dando un mal día al hijo, porque con la vagancia no se logra pasar una educación exigente. Eso era antes, ahora los padres vienen a reclamar al profesor si no le deja usar el celular para enviar mensajes de texto, y las leyes de Econolandia prohibían a los profesores recoger los celulares y tabletas durante un examen, y ni se diga de prohibir a los alumnos que copien en la prueba, que eso sería una barbaridad que les desmotivaría y echaría abajo el negocio. Es mejor complacer a sus padres, y a sus hijos, para que obtengan el cartón por el cual pagaron.

Bajar costos, bajando la calidad
Pero eso no es todo. Los empresarios educativos ávidos de bajar costos, encontraron que contratar alumnos recién graduados para dar clases era mucho más barato que contratar profesores con amplia experiencia en el campo. Asimismo, algunos cursos que no serían muy rentables tendrían que ser cerrados, y de esta manera en la carrera de medicina se le daba a los médicos los cursos que eran rentables, y no los que necesitaban para ser buenos médicos. Para aprender y cubrir esas brechas, para eso se podían ir a alguno de esos paises no capitalistas donde la educación estatal se preocupaba por la excelencia educativa, en lugar de querer complacer a los estudiantes vagos que pagaban un pastón por un curso impartido por un recién graduado. Niños educando niños. Novatos preparando a novatos para que sus alumnos sean tan expertos como ellos.

Y cuando había profesores con alguna experiencia, preferían no enseñar mucho de lo que sabían, porque esos estudiantes a futuro podrían ser competencia profesional para el profesor en su área. Lo mejor sería mantenerles tan ignorantes como fuese posible, para que cuando requieran de alguien le llamen a él y él pueda hablar de lo malos que son todos los demás profesionales en su campo donde él resalta.

Esas ideas sociales de los abuelos debieron ser una cosa ridícula, pensaron unos. Pero el resultado fue que tenían instituciones que daban mala calidad de enseñanza por todas las razones descritas. Y el estudiante que quería aprender y que quería que su dinero le trajera excelencia y no un cartón en la pared, empezó a reclamar la calidad educativa. ¿Cómo se demuestra la calidad educativa? Los profesores alegaban que ellos enseñaban bien, que era ese alumno el que no rendía en los cursos, es decir, decían que o era vago o era idiota. Es que si no fuera así, los demás alumnos (que estaban muy cómodos pasando cursos casi sin hacer nada) también se quejarían.

Distopias educativas
¿Cuál es un país donde todo esto sucede? India. Y España y EUA con los recortes educativos van por esta misma vía. En India proliferan las universidades privadas. La educación es mala y desactualizada. producen ingenieros a granel, pero la calidad de los mismos deja mucho que desear, y ello frustra no sólo a las empresas que se instalan allí, sino también a los mismos indios. Lo que pasa es que en India los problemas se tapan, porque siempre quieren mostrar que todo está perfecto, sin problemas, y para ello esconden los problemas detrás de números y métricas e indicadores fabulosos.

En India la ética venía dada por la religión, pero al secularizarse empieza a verse una gran gama de problemas debido a la ausencia de ética (The Crisis of Secularism in India). El 90% de las «escuelas internacionales» son peores que una escuela normal en un país desarrollado (India’s other education crisis: The English Teacher). En India hay una crisis de competencias educativas, y una crisis de educadores que viven en medio del miedo y sin orgullo hacia su profesión (The Unacknowledged Crisis of Indian Higher Education). La educación en India es mala, el Times of India lo reconoce (Indian higher education: 40% of college teachers temporary, quality of learning badly hit).

Ser educador es un trabajo muy duro, pasarse el tiempo en la escuela tratando de mantener quieta a una audiencia inquieta, y cubrir temas, y encima gastar la misma cantidad de tiempo en la casa haciendo trabajo en horas no pagadas. En Costa Rica al educador se le mira como aquel al que el examen de admisión no le da para estudiar otra cosa, cuando hace 100 años era tan prominente ser maestro como lo sería ser astronauta. En los colegios y escuelas privadas, los profesores no saben si tendrán empleo el siguiente año y hay algunos centros donde recargan de trabajo de los educadores con labores para las cuales no están preparados. Conocí una vez a una educadora de secundaria en centro privado a la que le recargaron con preescolares con retardo, claro, sin aumento de sueldo. Sin estabilidad no pueden planear sus vidas, y aunque en algunos pocos lugares pagan más o menos bien, también hay centros educativos donde prevalece la explotación laboral, como si los educadores fueran trabajadores chinos de hace 50 años. Es que las leyes en Costa Rica se miran como de acatamiento opcional por parte de algunos empresarios.

Unos años después en Econolandia se veía en las noticias incidentes de mala praxis médica porque los médicos estaban mal preparados. Había farmacéuticos graduados que preguntaban cómo se calculaba una dosis. Y si crees que esto es un cuento inventado, tendrías que visitar Costa Rica, donde esto ocurre. Es un país donde hay gente que ofrece servicios para hacerte el proyecto de la tesis de graduación, bajo la excusa de que ofrecen servicios para «asesorarte» y «ayudarte». Costa Rica tiene el «puente de la platina», un puente mal construido que deberían echar abajo y reemplazar por uno nuevo, pero que ha sido remendado con una rejilla cubierta con cemento, y como ambos materiales se comportan distinto con las temperaturas, el cemento ya se resquebrajó y dejó la rejilla metálica al descubierto, sobre la cual pasan carros y camiones de todo el país. ¿Que existe una mafia de corrupción con las constructoras? Además queda la idea de que los ingenieros del país no sirven para nada, porque ese puente no ha visto solución alguna por años y años, mientras que en un tiempo record los chinos construyeron un magnífico estadio en Costa Rica.

Al final, en Costa Rica, la educación superior privada es pésima, y la educación primaria y secundaria que son estatales se ha mantenido por encima de los estándares de muchos países desarrollados, y no es difícil entender por qué. Es por los incentivos nefastos del sistema de educación privada, que por diseño arrastran a un país a la mediocridad. No hay incentivo en la educación privada para dar calidad, porque en primer lugar la gente no la exige y por otro lado no hay una manera absoluta e inequívoca de medirla.

Y lo peor es que las universidades costarricenses anuncian carreras a su antojo, sin que haya conexión entre la oferta educativa y la demanda laboral. Estudia derecho, estudia arte, estudia psicología, estudia arquitectura, estudia relaciones públicas. Pero si estas carreras son las que más desempleados tienen. Se vive mejor estudiando para técnico (por ejemplo mecánica automotriz u otra especialidad donde transformes algo físico) que teniendo un título universitario. Esto demuestra que lo intelectual no siempre indica superioridad de la mente sobre los demás.

Educación privada: La venta de títulos
Es que el negocio educativo es un negocio de vender títulos profesionales, donde conviene tener profesores baratos aunque sean unos inexpertos e ignorantes y tener estudiantes que no desertan, pero que tampoco pueden avanzar muy rápido para que así sean una buena fuente de dinero. Lo importante no es ofrecer a las empresas los trabajadores que necesitan, ni es necesario hacerles aptos para un empleo, no es necesario exigirles, y todo esto es eficiencia, porque la eficiencia en una empresa consiste en dar la empresa lo menos posible a cambio de la mayor cantidad de dinero, que es lo opuesto de lo que se le pide al gobierno, al que le piden que de más con menos dinero. Lógicamente, si a la empresa se le pide más, va a decir que no es rentable, que no son caridad. ¿Es caridad dar excelencia educativa? En ese caso la educación debería ser estatal, no privada.

Al final el profesional se gradúa y encuentra que su mercado laboral está saturado y que realmente no aprendió las habilidades básico que el mercado laboral exige de él. Ah, si tan sólo hubera estudiado una carrera técnica en lugar de pagar un pastón en las universidades privadas. Y no hay consecuencia para la empresa educativa, porque la incompetencia educativa se oculta, porque al estudiante que quiera hablar mal de la empresa le amenazan para que no hable. Y entre médicos se cubren cuando matan a alguien con una mala praxis.

Lo cierto es que con educación cara, no hay manera en que en un país puedan dejar de ser ignorantes. No podrán ser competitivos para atraer empleos del exterior. Y los que atraigan se llevarán la sorpresa de que los trabajadores no eran tan competentes como les dijeron que eran.

Chile tiene sus broncas por el tema educativo, la no accesibilidad de la educación para la población. Quizás por eso es que la socialista bachelet volvió a ganar, porque el afán egoísta del dinero por el dinero ya no satisface a los chilenos, pues querrán algo mejor para su país. En India probablemente irán de capa caída, porque no sólo la educación es mala con sus universidades de cochera, una cochera con sillas y mesas a las que llaman «universidad» y que con el dinero de los estudiantes se consiguen edificios más bonitos sin mejorar la educación para el estudiante. Irán de capa caída, porque los microcréditos indios cobran intereses usureros que ya han empujado a emprendedores la suicidio, y sin eso sólo podrán depender del empleo venido del exterior.

Excelencia, o al menos no quedarse atrás
En eso los chinos son distintos. No muchos hablan chino en el mundo, excepto los mismos chinos, y las rivalidades con los EUA hacen que deban prepararse y competir en caso de que los EUA quiera hacerles una nueva guerra del opio. Igual que los EUA llegaron a la luna para no quedarse atrás, quizás los chinos hacen lo mismo para no quedarse atrás, porque en la guerra del opio perdieron por quedarse atrás, y perdieron tanto que la dinastía de 400 años fue echada abajo. Y les costó casi 150 años de tumultos , miseria y problemas, para volver a ser potencia.

Pero en India no tienen nada de eso. Han seguido como corderos los modelos extranjeros, y aunque digan que no desean ser colonizados otra vez, lo cierto es que económicamente ya fueron colonizados de nuevo. Ya hoy casi son de nuevo una provincia del mundo anglosajón.

Costa Rica y España tienen pocas razones para querer llegar a la luna, o para no querer quedarse atrás frente a alguien. Pero como en todo país hay quien desea que la gente de su país sea culta, querer ser mejores. En el siglo XIX en Costa Rica estaba de moda aprender música, y no había cosa que más llamara la atención que llegar a una fiesta y ver que una joven salía de entre la multitud a tocar el piano con soltura y destreza. Eran tiempos en que querían ser mejores, verse mejores. Pero cuando no hay nadie para verse mejor, viene la mediocridad, porque a mucha gente no le interesa aprender, sino solamente tener un cartón para conseguir el empleo. ¿Y cómo se tapa la mediocridad? Pues se tapa viviendo entre un colectivo de otros mediocres.

La educación privada trae como consecuencia una serie de efectos que difunden y premian la mediocridad en la sociedad, y será labor del patriota de cada país, defender a su país contra estos enemigos que carcomen el entramado de la sociedad. De otro modo, para finales del siglo XXI serán un país que se quedó atrás, como China que en 1800 era un gran país y 150 años después era un país lleno de pobres que vivían miserablemente, y donde los experimentos políticos y sociales para restaurar la antigua gloria le ha costado sangre, sudor y lágrimas..

http://www.rankia.com/blog/comstar/2098028-educacion-privada-promueve-mediocridad-educativa-nacional