César Vidal: “La ideología de género y la inmigración descontrolada son arietes para acabar con nuestra civilización”

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Está exiliado en Miami, y como tal se siente: “Soy un exiliado. Sería peor, muchísimo peor, estar en otro sitio, pero eso no quita nada al tributo que significa hallarse en una situación de exilio”.  Toda una referencia de lucidez en los diagnósticos, César Vidal es la voz más independiente e ilustrada del mundo de la radio. En este momento crucial de la historia de España, le hemos planteado las cuestiones más fundamentales. He aquí su magisterio:

– Si le parece, empezamos por lo más inmediato: Cataluña. ¿Ha sido una secesión simbólica, como ha dicho Carme Forcadell? Un problema que lleva décadas alimentándose.¿Tiene salida? ¿Cómo enjuicia la estrategia de los independentistas?
 La secesión fue real, pero ridículamente fallida.  Cuestión aparte es que se intente dulcificar los hechos para no arrostrar consecuencias penales.  Por supuesto, el problema tiene salida, pero no mientras los gobiernos nacionales sigan tolerando las acciones del nacionalismo catalán que no sólo atentan contra la constitución sino contra el sentido común más elemental.  La estrategia de los independentistas se ha sustentado en ese éxito e impunidad de décadas, pero no contó con el aspecto económico.  Las mismas oligarquías que abrazaron el presente estatuto de Cataluña han echado a correr ante la perspectiva de verse descolgadas de España.  Sangrar a España con privilegios injustos, sí; independizarse y perder mercados, ni hablar.  Todo esto significa que muy posiblemente PP y PSOE intentarán entregar más privilegios a las oligarquías catalanas, privilegios que, por supuesto, pagará el resto de España.
Carles Puigdemont y Carme Forcadell. /Foto: ramblalibre.com.
–  Mariano Rajoy ha aplicado el artículo 155 para convocar de inmediato unas elecciones urgentes. ¿Le ve algún sentido? 
Ha sido un gran error aplicar el artículo 155 por tan poco tiempo y de manera tan alicorta.  Creo que el resultado de las elecciones catalanas lo ha dejado de manifiesto.
El adoctrinamiento en las escuelas catalanas es feroz
–  Una de las polémicas es el adoctrinamiento en las escuelas catalanas, que los separatistas niegan.
Todos sabemos, comenzando por los nacionalistas, que existe un adoctrinamiento feroz.  Siempre ha sido uno de los pilares de la política nacionalista y lo lamentable es cómo el PP y el PSOE han sido cómplices necesarios en la perpetración de ese horror.
–  El español de hoy ha sido objeto durante décadas de un proceso de desnacionalización. ¿Está de acuerdo con esa afirmación? 
Sí, en términos generales, sí.  Las razones son diversas:  una izquierda que ha perdido el sentido nacional que, por ejemplo, sí existió en personajes de la Segunda república como Azaña, Sánchez-Albornoz o Américo Castro; unos nacionalismos encanallados en el odio a España y una derecha acomplejada y tontiloca.  Las lecturas de la nación pudieron ser en el pasado más o menos acertadas e incluso acentuadamente sesgadas, pero existía ese sentimiento que se ha ido diluyendo.  Con todo, cuando uno ve a gente muy joven que cuelga en su cuarto la bandera nacional se percata de que no todo está perdido.
“No hay política de estado, España está en una pésima situación”
– En relación con nuestra historia, ¿dónde estamos y hacia donde vamos?
Estamos en una pésima situación porque no existe una política de estado – más allá de parches, no la tiene ninguna de las fuerzas con representación parlamentaria – el sistema está muy deslegitimado y la economía, más que afectada por el disparate institucional que vivimos, presenta inquietantes signos de fragilidad.  La nación puede ir dando tumbos de manera relativamente prolongada porque la Historia de España nos muestra que los regímenes se mueren años antes de que los entierren, pero si no se realizan reformas de calado puede pasar cualquier cosa.
– ¿La corrupción ha degradado a la clase política y la nación?
Sí, pero hay que señalar que algunos de sus aspectos están muy vinculados a nuestra cultura.  Basta leer la literatura del siglo de Oro para darse cuenta de que no ha nacido con la constitución de 1978.  La diferencia estriba en que en las últimas décadas el fenómeno de la corrupción en una sociedad que sigue creyendo que la mentira y el hurto son pecados veniales o que no cree en la supremacía de la ley – algo que, por cierto, se ha reconocido explícitamente en Perú hace unos días – ha dado con innumerables vías para desarrollarse de manera monstruosa.  El efecto de degradación es muchísimo mayor de lo que parece a simple vista.
– La secularización, la increencia, ¿ha hecho descender los resortes morales?
En algunas áreas, sin duda. Basta ver los contenidos de los medios de hace tres décadas en relación con la familia, el sexo y el buen gusto y compararlos con los actuales para percatarse de ello.  En otras cuestiones como puede ser la cultura del trabajo, la veracidad, el respeto a la propiedad privada o la igualdad ante la ley me temo que estamos donde hemos estado durante siglos.
Albert Rivera. /Foto: ideal.es.
“Ciudadanos busca retoques cosméticos”
– ¿Percibe posibilidades de regeneración de la sociedad y la política? ¿Percibe alguna línea positiva en ese sentido?
   
Más allá de respetabilísimas voces aisladas, la verdad es que no.  No hay más que ver las propuestas de los partidos con representación parlamentaria. Alguno como Ciudadanos busca retoques que, en realidad, son casi cosméticos; Podemos ansía un sistema bolivariano aunque lo intente ocultar ahora y PP, PSOE y nacionalistas sólo aspiran a ocultar la corrupción y seguir gastando el dinero que, vía impuestos, expolian a los ciudadanos.  La regeneración del sistema difícilmente puede venir de aquellos que se benefician de que el sistema sea como es.
Los tres grandes obstáculos frente al globalismo
 ¿Considera que los promotores del mundialismo, como George Soros, tienen interés en destruir España?
No específicamente España.  Su plan es globalista y pretende aniquilar toda una cosmovisión occidental, con los matices que se quiera, para implantar la existencia de una población ovejunizada, sin raíces culturales y fácilmente manipulable por instancias supranacionales que conviertan a los gobiernos en cáscaras sin contenido.  En ese proceso, hay tres grandes obstáculos que son el sentimiento nacional y cultural, la familia natural y la cosmovisión cristiana.  De ahí, la enorme importancia de fenómenos como la ideología de género o la inmigración descontrolada que constituyen verdaderos arietes para derribar nuestra cultura.
Balance desigual del primer año de Donald Trump
– ¿Qué balance hace del primer año de Donald Trump?
Desigual.  En términos económicos, ha sido muy bueno.  En relación con la ideología de género, ha implicado una bocanada de aire fresco y sentido común.  En el plano internacional, creo que ha quedado de manifiesto que el habitante de la Casa Blanca tiene las manos poco menos que atadas. Desde luego, la política de distensión con Rusia se ha visto arrinconada por las inmensas presiones del complejo militar-industrial.
– ¿Cómo se puede escuchar a César Vidal? ¿Cómo está siendo su nueva experiencia radiofónica en la red?
Es ya la cuarta temporada y la verdad es que nunca he disfrutado tanto.  A fin de cuentas, el no tener ningún tipo de límite puede no resultar rentable, pero es muy estimulante.  El programa regresa el 15 de enero, Dios mediante, y se puede escuchar de lunes a viernes en www.cesarvidal.com
El mundo de la comunicación en España está domesticado
– ¿Cómo ve el mundo de la comunicación en España desde la distancia?
Con pesar.  Es un mundo domesticado donde, por encima de cualquier otra consideración, lo que importa es no quebrar.  Para conseguirlo, se calla, se silencia, se manipula e incluso se miente descaradamente.  Hay excepciones, pero, una vez más, son excepciones.  Las voces críticas existen, pero han sido arrinconadas cuando no directamente perseguidas.  Incluso algunos de los autoproclamados como críticos hace mucho que se vendieron a la publicidad.  Dan patadas en las espinillas, pero basta contemplarlos para ver que mendigan dinero institucional para no desaparecer.  Sinceramente, no contemplo indicio alguno de que nada vaya a ir a mejor aunque reconozco que algunas voces aisladas y de éxito son una esperanza.
– ¿Hay libertad de expresión en España? 
En muchas áreas, sí.  Sin embargo, en el momento en que se abordan ciertos temas relacionados con las castas privilegiadas, suele brillar por su ausencia.  Por ejemplo, algunos – subrayo lo de algunos – escándalos de corrupción salen a la luz, pero nunca se habla de los beneficios de la banca, de los privilegios de las compañías de energía o de los contratos públicos que todos apoyan porque todos sacan algo. Se puede atacar o defender a los sindicatos o a este o ese partido, pero la publicidad de un banco, de una compañía de energía o de unos grandes almacenes es sagrada e implica silencio.  Yo mismo he sufrido que el presidente de una radio me enviara un mensaje telefónico para que callara a uno de los componentes de una de mis tertulias porque hablaba de una caja con la que en esos días se negociaba el contrato publicitario.  Cuando una persona roza uno de esos puntos neurálgicos, comienza, seguramente sin saberlo, un camino que tiene cuatro jalones.  El primero es el soborno – ahí suele quedarse la mayoría sin sufrir más consecuencias – el segundo es la pérdida del trabajo en los medios de peso, circunstancia que he tenido ocasión de comprobar en distintas ocasiones; el tercero es la ruina económica propiciada no pocas veces por una inspección de la Agencia tributaria – casual, por supuesto, pero que también he tenido oportunidad de contemplar en casos más que señalados – y el último es la muerte.  Naturalmente, se puede pensar que no hay por qué complicarse la vida hablando de ciertos temas y limitarse a otros menos arriesgados, pero eso ya dice mucho del estado de la libertad de expresión en España y explica algunos casos de exilio.

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